Diversas organizaciones agrarias reivindican desde hace varios años, a nivel nacional y comunitario, la necesidad de que sea obligatoria la identificación del país de origen en el etiquetado de la miel, los argumentos para esta exigencia tienen suficiente peso como para que se acepte esta petición, ya que se perjudica a los pequeños productores y se comete un fraude que afecta al consumidor, pues las actuales etiquetas forman parte de las denominadas etiquetas trampa.
Dicho esto, os sorprenderá saber que la Comisión Europea rechaza utilizar un etiquetado más transparente para la miel, no ha aceptado la propuesta para modificar el Real Decreto 1049/2003 relativo a la calidad de la miel. Recordemos que en la actualidad, en el etiquetado de los tarros de miel que podemos encontrar en hipermercados, supermercados y centros de distribución, aparecen mensajes que informan que se trata de una mezcla de mieles originarias y no originarias de la UE, en otros casos se especifica el tipo de miel y las variedades de la mezcla, pero sin indicar el país de origen, solamente que procede de la UE.
Esto es un problema, ya que los operadores pueden etiquetar miel que contenga tan sólo un 1% de la producida en suelo comunitario, y mieles originarias y no originarias de la UE, y por supuesto, sin detallar el origen de cada variedad que interviene en la mezcla. Con ello, nos encontramos con miel identificada como nacional o europea, a pesar de que su contenido en esta miel sea insignificante. Esto es algo que confunde al consumidor, de ahí que se pueda considerar el etiquetado de la miel como una etiqueta trampa. Es una práctica habitual de la industria alimentaria, utilizar un ingrediente con un porcentaje irrisorio y promocionar el producto destacando este ingrediente como si tuviera una presencia mayoritaria. A esto podemos añadir los casos de fraude que degradan aún más el mercado de la miel, hay que destacar que es uno de los 12 alimentos con mayor riesgo de fraude en el mundo.
El sector apícola solicitó en su momento al Ministerio de Agricultura que se implementara un etiquetado detallando el origen de la miel y el porcentaje utilizado, a su vez, el Ministerio traslado esta petición a la CE, colocando a nuestro país (que es uno de los principales productores de miel en Europa) al frente de quienes quieren una mejor información y más transparencia sobre el origen de este producto. Parece que la Comisión Europea lo ha tenido bastante claro y se opone a esta propuesta, pero acepta indicar los países de origen de la mezcla en un listado sin un orden asociado al porcentaje que aporta cada uno.
Utilizando la fórmula propuesta debería ocurrir como con los ingredientes de los productos alimenticios, donde el orden se determina por la cantidad de cada uno, de mayor a menor. Pero con la propuesta de la comisión, una mezcla de miel que tuviera un porcentaje del 1% de miel de nuestro país y el resto de miel procedente de países como China, se podría etiquetar como ‘Origen España-China’. Lo dicho, es una etiqueta trampa que va en la línea del resto de etiquetas trampa que encontramos en el mercado, pero con el agravante de que este nuevo modelo podría provocar todavía más confusión, además de ser un varapalo para los productores nacionales que trabajan en el marco de unos altos estándares de calidad.
Recordemos que la miel china tiene una calidad muy inferior y es mucho más económica, de ahí que su importación crezca año tras año y sea una miel muy utilizada por las envasadoras comunitarias. Merece la pena destacar que la Unión Europea es el segundo mayor productor de miel después de China, sin embargo, la producción no puede abastecer el consumo interno y se necesita recurrir a la importación de miel de terceros países, lo que contribuye a favorecer la actual situación, de todo ello hablábamos aquí.
Cooperativas Agro-Alimentarias de España, organización que representa y defiende los intereses económicos y sociales del movimiento cooperativo agrario español, cree que la propuesta de la CE puede causar más confusión y empeorar la situación para el sector de la miel que se produce a nivel nacional y bajo estrictos estándares de calidad. Es evidente que el problema no se va a resolver y los envasadores van a poder seguir utilizando el etiquetado trampa, por ello, lo mejor es adquirir miel procedente de pequeños productores, aunque sea más cara, también es de más calidad y tendremos la tranquilidad de consumir un producto con las máximas garantías.
Es lamentable apreciar que la CE está al servicio de los intereses de las grandes empresas y relega a un segundo plano los intereses de los pequeños productores y de los consumidores.