Desde el año 2015, la Comisión Europea ha intentado aumentar la tasa de mercurio en el pescado que se comercializa en la Unión Europea, el principal motivo de ello era favorecer el comercio reduciendo del 50% al 14’5% el volumen de capturas que no se pueden comercializar porque sobrepasan el nivel máximo permitido de metilmercurio. La última noticia que teníamos de este tema la conocíamos en junio de este año, la CE quería debatir de nuevo el tema, en un nuevo intento de relajar la tasa de mercurio en el pescado y especialmente en las especies grandes.
Pues bien, hoy podemos saber que la CE ha suspendido los planes para relajar el nivel de mercurio en el pescado, aunque parece que esta decisión ya se conocía desde hacía unas semanas a raíz de un informe elaborado por el Comité Permanente de la Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la UE, en el que se explica que tras un debate interno en el seno de la Comisión, se decidió interrumpir la revisión de los niveles máximos de mercurio en el pescado, aunque no se explican los motivos que han propiciado esta decisión.
Hay que tener en cuenta que el pescado fresco es el principal contribuyente a la exposición dietética de metilmercurio de la población y los productos de pescado procesado el segundo máximo contribuyente. El contenido de mercurio en los peces varía significativamente según la especie, pero como norma general, es muy elevado en los peces depredadores o grandes especies como el atún o el pez espada. Actualmente la tasa de mercurio permitida en las especies pequeñas es de 0’5 miligramos por kilogramo de pescado, en las especies grandes el límite es de 1 miligramo por kilo, lo que pretendía la CE era incrementar el límite de uno a dos miligramos en las especies grandes para favorecer el comercio a expensas de la salud de los consumidores.
Como ya hemos explicado en otras ocasiones, aunque se habla de mercurio, en realidad se debe hablar de metilmercurio. Este metal una vez emitido a la atmósfera debido a las actividades humanas, se introduce en el medio ambiente y acaba en los ambientes acuáticos, convirtiéndose en metilmercurio, una neurotoxina resultante de la metilación del mercurio en algas y bacterias, elementos que son el alimento de los peces pequeños. Una vez ingerida la neurotoxina, permanece de por vida en el organismo de los peces, por lo que siguiendo la cadena trófica, esta neurotoxina pasa de una especie a otra (el pez grande se come al pequeño), acumulándose en los peces más grandes, de ahí que tengan más metilmercurio.
Los seres humanos comemos pescado y nos convertimos en el recipiente final de esta neurotoxina que puede provocar problemas cardiovasculares, trastornos en el sistema nervioso, en el sistema inmunológico y en el sistema reproductivo, dañar los riñones, el hígado, etc. Recordemos que en el caso de las mujeres embarazadas, se recomienda moderar el consumo de pescado y consumir especies pequeñas, ya que el metilmercurio puede traspasar la barrera placentaria y afectar al futuro bebé, provocando diversos retrasos en las funciones motoras. De todo esto es consciente la CE, pero parece que es más importante el comercio que la salud de los ciudadanos, lo cierto es que es una tónica habitual que se vele más por los intereses comerciales y económicos que por otras cuestiones.
En este informe (apartado A.05) elaborado por el Comité Permanente de la Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la UE se explica que la CE desea subrayar la importancia del consumo de pescado, alentando a los Estados Miembros a que desarrollen asesoramiento específico sobre su consumo a fin de lograr plenamente los efectos beneficiosos que proporciona este alimento, al tiempo que se limitan los riesgos de la toxicidad del metilmercurio. Al respecto, merece la pena retomar la lectura de este post en el que la EWG (Environmental Working Group) recordaba que comprar pescado de forma inteligente podía reducir la exposición de los consumidores al metilmercurio.
Se puede decir que realiza un pequeño discurso dando a entender que se preocupa por la salud de los consumidores, algo que no concuerda con su intención original de aumentar la tasa de metilmercurio en las especies grandes. Sabiendo que estas especies son las que más neurotoxina acumulan, lo lógico sería promocionar el consumo de especies pequeñas y no enfatizar tanto en las especies grandes.
Hay que tener claro que se habla de que se han suspendido los planes, pero no de que se hayan abandonado, no será extraño que este tema vuelva a surgir en un futuro a corto o medio plazo y la CE intente nuevamente que se modifiquen las tasas de metilmercurio. Por cierto, su propuesta inicial incluía también reducir la tasa permitida en los peces pequeños de 0’5 a 0’1 miligramos por kilogramo de pescado, esta propuesta sí se podría haber puesto en marcha ¿no?, claro, que era el caramelo para que se aceptara el incremento de la tasa en las especies grades.
Organizaciones como Foodwatch, que han luchado contra el aumento de la tasa de metilmercurio, agradecen que la Dirección General de Salud y Protección del Consumidor de la UE haya anunciado que este plan para que la modificación de la tasa de mercurio en el pescado no se llevará a cabo. Sin embargo y como hemos comentado, se dice suspender y no abandonar, de ahí que pensemos que se volverá a intentar, a saber qué excusa o resquicio legal se utilizará.