Hoy conocemos una petición realizada por la USCA (Asociación de Ganaderos de Estados Unidos) para el USDA (Departamento de Agricultura), solicitando que realice una distinción entre la carne convencional y la carne producida en un laboratorio, también conocida como carne limpia, o la carne vegetal como la que elabora la empresa Impossible Foods (hamburguesa imposible) que, a pesar de su apariencia de carne, es 100% vegetal.
La USCA explica que ha abogado durante mucho tiempo por que se introduzcan requisitos adicionales en el etiquetado de carne de vacuno a fin informar mejor a los consumidores, pero en la actualidad no existe una reglamentación de etiquetado aplicable a los productos designados como “carne de vacuno” o de forma más generalizada como “carne”, tal y como se determina en la legislación. Dado el auge de empresas que elaboran productos alimenticios que intentan imitar a la carne tradicional, es necesario que se introduzcan cuanto antes las reglas de etiquetado, para que la carne de laboratorio u otras alternativas vegetales no puedan denominarse ‘carne’ y confundan al consumidor.
La asociación de ganaderos comenta que saben que algunas empresas y compañías implicadas en el negocio de la carne (un ejemplo es Tyson Foods) están invirtiendo en la creación de productos alternativos que intentan imitar las características de la carne. Explican que estos productos no se pueden denominar ‘carne’, ya que no derivan del sistema de ganadería tradicional, donde los animales nacen, son criados y sacrificados para el consumo humano. Por ello, solicitan al Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS) del Departamento de Agricultura que no permita que se comercialicen las denominadas carnes alternativas con la descriptiva ‘carne de vacuno’ o ‘carne’ en general.
Consideran prioritario que las etiquetas de «carne de vacuno» o «carne» informen exactamente que el producto procede de animales tradicionales, no aceptando que dicho término se pueda asociar a las proteínas alternativas procedentes de plantas o insectos, o la que se obtiene artificialmente en un laboratorio. Algo similar ocurre con la leche y las bebidas vegetales, de ello hemos hablado en varias ocasiones, podéis leer, por ejemplo, este post.
El documento de 15 páginas que podéis leer en este enlace (Pdf) está lleno de argumentos que insisten en la necesidad de no permitir que se etiquete como «carne de vacuno» o “carne” a estos productos alternativos. Consideran que es el modo correcto de evitar confusión entre los consumidores es que el FSIS exija que cualquier producto etiquetado como «carne» proceda de animales nacidos, criados y sacrificados, como ya hemos comentado. Las definiciones deben agregarse a la política de etiquetado y normas alimentarias del FSIS, siendo una guía y ayuda para que los fabricantes etiqueten de forma veraz sus productos.
Parece evidente que la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos se siente amenazada por los nuevos productos, da la impresión de que la iniciativa de la petición haya sido Tyson Foods, el procesador de carne más grande del mundo, que decidió recientemente invertir en Memphis Meats, una empresa que se dedica a la investigación para la producción y comercialización de carne de laboratorio. Recordemos, además, que esta compañía invirtió también en Beyond Meat, una empresa que trabaja en la producción de alimentos sustitutivos de la carne basados en las proteínas vegetales. Se pueden citar otras empresas implicadas en el mundo de la carne que están centrando su atención en la carne cultivada, en Europa se puede hablar del Grupo PHW, uno de los productores más importantes de Europa de aves de corral, que a principios de año anunciaba una asociación estratégica con la startup israelí Supermeat, empresa dedicada a la investigación y producción comercial de carne de pollo in vitro.
Merece la pena recordar que la carne de cultivo, laboratorio, in vitro o limpia, ofrece muchas ventajas, es más respetuosa con el medio ambiente, existen menos riesgos de sufrir enfermedades alimentarias, mejora del bienestar animal de forma significativa, no contiene antibióticos, hormonas ni ninguna otra sustancia. Es una carne que se puede producir a nivel industrial del mismo modo que se producen la cerveza u otros alimentos y bebidas, y su precio será equiparable al de la carne convencional.
No acaba todo aquí, la USCA anuncia que pretende mantener a los consumidores alejados de la carne falsa presentada con etiquetas engañosas, ya que no se trata de carne, ese cometido es una parte importante de su agenda para el presente año. Da la impresión de que cada vez está más cerca el final de la ganadería tradicional, algo que vaticinaba en el año 2015 Mark Post, el creador de la primera hamburguesa in vitro. Este experto consideraba que en un plazo de 20 o 30 años se contará con una industria que se dedicará a la producción de carne limpia, siendo la mejor alternativa a la actual producción de carne por los motivos antes argumentados.
Hace ya varios meses que los reguladores estatales estadounidenses (FDA, USDA, etc.) estudian el mejor modo de regular los alimentos obtenidos en un laboratorio, por el momento, no se requiere ninguna aprobación formal para este tipo de productos alimenticios, pero a medida que más compañías trabajan en este campo, es indudable que será necesaria con urgencia una reglamentación. En este sentido y como comentan aquí, la USCA intenta acelerar el proceso para intentar salvaguardar sus intereses.
Los consumidores no son tan tontos, saben diferenciar, empresas como Impossible Foods, Memphis Meats o Supermeat, todavía no han dado motivos de desconfianza, en cambio, la industria cárnica tradicional sí los ha dado y en reiteradas ocasiones. Seguramente en los próximos meses volveremos a hablar de este tema, el debate no ha hecho más que empezar.