En el post El origen y la historia del cacao y el chocolate podíamos conocer la cara más dulce y amable del chocolate, un poco de historia, el cultivo, desarrollo y manipulación del cacao y los procesos a los que se somete antes de ser enviado a Europa. Una vez en las factorías, la materia prima se procesa hasta culminar con la producción de chocolate en sus diversos formatos. Hoy queremos compartir otro vídeo con la misma temática, pero en esta ocasión desde una perspectiva diferente, en la que se muestra la cara oculta del chocolate.
El documental que veréis a continuación, nos explica que a todo el mundo le gusta el chocolate, las cifras de producción lo dicen todo, al año se consumen 3 millones de toneladas y la mitad se consume en Europa. Una gran parte de la población mundial y especialmente los países desarrollados, disfruta de su dulce sabor, en cambio para los niños de los países en vías de desarrollo, como por ejemplo los países del continente africano donde se produce el cacao, es un producto amargo. Varias organizaciones denuncian lo que esconde la producción de cacao, acusan a las grandes multinacionales de encubrir el tráfico de niños y el trabajo infantil en las plantaciones de cacao.
A través de este documental podemos conocer una investigación cuya finalidad es denunciar estas prácticas, para ello los reporteros van de incógnito, portan identificaciones falsas y cámaras ocultas con las que poder filmar lo que ocurre en las plantaciones, quieren responder a algunas preguntas, ¿es verdad lo que denuncian algunas organizaciones? ¿los niños trabajan esclavizados bajo el yugo de la industria del cacao y el chocolate?
El viaje se inicia en Colonia (Alemania), en una de las ferias que se realizan en torno al chocolate, los reporteros preguntan a los representantes de los stands de dónde proceden los granos de cacao con los que elaboran sus chocolates, la mayoría contesta que proceden del continente africano, concretamente de Costa de Marfil, el mayor productor mundial de cacao. Una representante de un stand manifiesta que saben que procede de Costa de Marfil gracias a un sistema específico de seguimiento (no trazabilidad), trabajan con tres fabricantes de chocolate de renombre, los más importantes de Bélgica, Cargill, Belcolade y Barry Callebaut. En ese momento el periodista le pregunta si hay algo de verdad sobre los rumores sobre la explotación laboral infantil.
Responde que por ejemplo Barry Callebaut cuenta con planes específicos y trabajan en colaboración con cooperativas, y a los trabajadores se les paga un salario digno. Esta empresa es el mayor proveedor de cacao en pasta de la industria y la mayoría de su cacao procede de Costa de Marfil. El periodista pregunta en el stand de la empresa sobre el número de trabajadores que están en los países donde se produce el cacao, se refiere a trabajadores de los países desarrollados. En los países de origen del cacao, unas 1.000 personas se encargan de que todo se desarrolle según lo esperado, la producción, recolección, procesado y envío a las factorías. Se le pregunta acerca de los rumores sobre tráfico y explotación laboral infantil, la contestación sorprende, no lo sabe y en el caso de que sean ciertos, cree que se trata de una excepción. Asegura que sería algo inaceptable y debería condenarse, manifiesta haber estado en alguna ocasión en las plantaciones y nunca ha visto nada.
Parece evidente que nadie cree que en las plantaciones de cacao se trafique con niños o sean sometidos a trabajo esclavizado, claro que esto es sólo el principio, hay que tirar del hilo de la madeja porque no hay nada claro, por ello la investigación empieza a profundizar, nada mejor que viajar a África, concretamente a las famosas plantaciones de Costa de Marfil. En teoría el tráfico y explotación laboral infantil en el sector del cacao no debería existir dado que se firmó en el año 2001 el Protocolo de Harkin-Engel o Protocolo del Cacao, un acuerdo por parte de los grandes fabricantes de chocolate para dar fin a las peores formas de trabajo infantil, en él se prohibía el tráfico y explotación infantil.
Los periodistas llegan a la República de Mali en África Occidental, es el séptimo país más grande de África, pero también uno de los más pobres del mundo. Los periodistas están preparados con sus cámaras ocultas y documentación falsa, van a intentar averiguar la verdad, cuentan con ayuda local, algo necesario ya que de lo contrario no habrían podido lograr su objetivo. Visitan la localidad de Sikasso al sur de Mali, al parecer les dijeron que el tráfico tenía lugar en la estación de autobuses de esa localidad, parece ser que desde allí llevan a los niños a una ciudad fronteriza y son introducidos ilegalmente en Costa de Marfil.
Para saber más de este tipo de operaciones, los periodistas preguntan al sindicato local de conductores de autobuses de Sikasso, su representante les explica que el tráfico de niños siempre ha existido, el movimiento de niños y niñas de 11 a 14 años de edad es continuo, incluso tiene un registro de los niños que han sido rescatados del tráfico. Explica que ha encontrado en varias ocasiones grupos de niños que ha salvado de las garras de la trata.
Una visita al jefe local de las compañías de autobuses explica en cámara oculta cuántos niños se transportan en grupos de 10 a 15 que son retenidos y posteriormente vendidos a agricultores de la zona como si fueran ganado. La explicación se interrumpe, ya que acaban de detectar a un traficante que subía a un autobús con una chica, aunque cuando llegan al autobús han desaparecido, de momento sólo se tienen muchos testimonios pero faltan las pruebas gráficas. Encuentran a la niña y le preguntan cómo se llama, de dónde es y por qué está ahí, la niña procede de un pueblo a 450 kilómetros, parece ser que la traficante (una mujer) le prometió que ganaría mucho dinero trabajando en las plantaciones de cacao, la pequeña sólo tiene 12 años. Pero lo peor es que los padres están implicados, ella no puede volver a su casa sin dinero, por lo que la culpa no es sólo de la industria del cacao.
La niña es la primera prueba de la oscura realidad de la industria del cacao, la investigación prosigue y poco a poco se van desgranando nuevos datos, en un pueblo de sólo 500 habitantes varios niños con edades comprendidas entre los 12 y los 15 años han desaparecido. Descubren que los propietarios de las plantaciones se acercan al mercado y se llevan a los niños sin decírselo a sus padres. Los periodistas visitan la localidad fronteriza de Zégoua, a pocos kilómetros se encuentra Costa de Marfil, de nuevo hablan con testigos del tráfico de niños, cada día se transportan al país vecino menores que serán esclavizados.
Los periodistas consiguen hablar con uno de estos traficantes de niños, habla sobre el transporte y la implicación de varias personas para lograr llevar a los niños a su destino, parece que hay todo un ejército de personas implicadas en este negocio. Poco a poco se desenmaraña la madeja y se muestra la cruda realidad, al cacao le rodea una mafia africana que se dedica al tráfico de niños. Graban en una plantación de cacao con cámara oculta, le preguntan al dueño de esta plantación qué es lo que tienen que hacer si necesitan niños para que trabajen para ellos (periodistas), la respuesta sorprende, basta con decir cuántos niños se necesitan y se los conseguirán, traer a un niño tiene un coste de 230 euros sin regateo, pero es un dinero que se amortizará con creces, ya que «el uso del niño es indefinido» y además los pequeños no cobran por su trabajo.
Los testimonios son numerosos, las pruebas evidentes, el dulzor de los países industrializados causa el amargor de los más desfavorecidos y especialmente lo sufren los niños. Los periodistas han recopilado suficiente información y se dirigen a Suiza, muestran todo lo grabado a la OIT (Organización Internacional del Trabajo) de las Naciones Unidas, cabe destacar que el Protocolo Harkin-Engel del 2001 fue firmado por la industria del chocolate y la OIT, si su finalidad era acabar con el trabajo infantil, evidentemente no han logrado su cometido. En el documento, los periodistas manifiestan estar decididos a mostrar estas imágenes a Nestlé, la razón es que esta compañía lleva más de 50 años presente en Costa de Marfil y su cuota de mercado a nivel mundial es de un 12%, quieren que la compañía vea cómo se produce su cacao y para ello nada mejor que plantar delante de su sede una gran pantalla y reproducir el documental.
Hay mucho más que decir, pero es mejor que veáis el documental, os va a impresionar, cada vez que comamos algo con chocolate podremos preguntarnos si detrás de este sublime bocado está la vida rota de un niño. Es necesario presionar a las grandes compañías y a los gobiernos para que erradiquen definitivamente el tráfico y la explotación laboral infantil y no sólo con el cacao.
Foto | John loo
Foto 2 | Dennis Tang