Según una investigación realizada por el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo, la calidad de los tomates depende más del calor que de la luz solar que reciban.
El estudio ha sido desarrollado por el departamento de producción y protección agrícola de este instituto y abre nuevas posibilidades para iniciar nuevas plantaciones en zonas de España donde la intensidad lumínica sea menor debido a condiciones climatológicas adversas que en ellas imperan, un ejemplo sería la Cordillera Cantábrica.
Se podrían entonces diseñar invernaderos especiales que profirieran el calor necesario para que los tomates se desarrollasen y madurasen, puede parecer extraño que no se necesite la radiación solar, pero las pruebas realizadas han mostrado que se desarrollan unos tomates cuyas características nutricionales, aroma, sabor y textura, son similares a los tomates cultivados de forma tradicional.
Según los datos que exponen sobre el estudio, las tomateras experimentales recibieron hasta la mitad de las radiaciones solares que normalmente podrían recibir si se encontrasen en una de las zonas del sur de nuestro país.
Esta investigación puede resultar todavía más beneficiosa para aquellos países que no suelen cultivar tomates por las particularidades de la climatología, por ejemplo en Holanda, aunque se deberán realizar nuevos estudios para calcular exactamente la temperatura necesaria para así reducir los costes energéticos necesarios para los invernaderos con calefacción.
Ahora además, se baraja la posibilidad de utilizar el mismo sistema con otros productos, no será extraño que se empiecen a desarrollar fresas o sandías en lugares que hasta ahora hubiera sido inimaginable. Nos resulta extraño que se pueda sustituir el calor y la luz del sol por simples calefactores…
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