Todas las noticias que nos alertan sobre la alimentación infantil no son nada favorables, no dejamos de leer estudios y ver datos sobre el constante crecimiento del índice de sobrepeso y obesidad que sufre la población infantil.
Una de las últimas noticias, y muy lamentable por cierto, era una que ningún padre quisiera escuchar, por primera vez en la historia se augura que la actual generación de niños vivirá menos que sus padres a causa de una pésima alimentación y del sedentarismo.
Se prevén muertes prematuras de los niños de hoy en edad adulta y las causas son la mala nutrición y la poca actividad desarrollada. Generalizando, no es más que falta de esfuerzo personal acompañado de políticas oficiales ineficaces.
La sociedad más joven está desorientada, por un lado los anuncios tan irreales como el que hace un rato contemplábamos estupefactos, no es exacto pero es algo así como: “un estudio muestra que las mujeres que comen Special K son más delgadas que las que no los comen”, y por otro las “supermegahamburguesas” (por poner un ejemplo) para comer de una sentada y después reposar en el sofá porque tras semejante ingesta no hay quien se mueva. ¿Es esto educación nutricional?, ¿es esto una política aceptable para la población? La televisión está llena de mentiras, además de que es una de las culpables (según los estudios) de que los niños de hoy padezcan sobrepeso u obesidad.
Pero responsables hay más, sin contemplaciones: los principales responsables de que un niño sano no haga ejercicio, no lleve una dieta adecuada y como consecuencia, sufra un exceso de peso, son los padres, seguramente inconscientes de que están restándole calidad de vida, y en muchos casos responsabilizando al ritmo diario y a las diferentes situaciones familiares que se viven hoy en día, es más fácil darles un bollo que prepararles un bocadillo, cuesta menos que se coman una natilla que una naranja y si no quieren las espinacas se les ponen unas empanadillas.
No hay interés ni esfuerzo por que los niños aprendan a comer para ganar en salud, mientras coman… Esta tendencia de complacer a los pequeños no está haciendo más que marcarles un límite de salubridad.
Otro factor determinante es el económico, como ya hemos comentado en alguna ocasión, las clases más desfavorecidas tienen menos acceso a los alimentos saludables debido a los altos precios que presentan.
Ya son muchos los especialistas que recomiendan que la nutrición sea una asignatura que se imparta en enseñanza primaria, también la apoyan muchos cocineros, padres, profesores… Y así debería ser. Lo que se aprende a temprana edad es más fácil de mantener.
Nuestra población infantil se encuentra en tercer lugar de los países desarrollados con mayor índice de obesidad. Hagamos algo por ellos.
Vía | Europa Press
Más información | El Mundo
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