Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Washington concluye que la acidificación de los océanos amenaza la producción de mejillones. Según los resultados los resultados obtenidos, la acidificación provoca que los mejillones no puedan afianzarse a las rocas o a otras superficies, por lo que terminan hundiéndose en el fondo del mar, convirtiéndose en una presa fácil para los depredadores marinos. Según los expertos, esta situación es especialmente preocupante para las granjas de mejillones, ya que la acidificación es responsable de la pérdida del 20% de la producción de estos moluscos.
Los investigadores explican que los mejillones se adhieren a las superficies duras en zonas donde las olas y las corrientes les protegen de depredadores como peces, estrellas de mar, cangrejos, etc., afianzados a estas superficies se protegen y pueden filtrar el agua de mar para alimentarse de fitoplancton y materia orgánica en suspensión. La acidificación del océano es causada por la absorción de dióxido de carbono antropogénico desde la atmósfera, es decir, el dióxido resultante de las actividades humanas, lo que provoca la reducción del pH del agua.
Los valores de pH se establecen en el agua oceánica entre 7.5 y 8.4 dependiendo de la temperatura del agua, la presión, la salinidad, la profundidad o la actividad de los organismos marinos. El uso de combustibles fósiles, la producción de cemento y otras actividades humanas han provocado un incremento del CO2 que se libera a la atmósfera, parte de estos gases son absorbidos por los océanos incrementando la acidificación. Los investigadores consideran que en un futuro el problema se agravará y será más difícil para los mejillones poderse adherir a las rocas, comentan que el pH del agua es un factor determinante en el proceso de fijación del mejillón. Como hemos comentado, el pH está cambiando y se está reduciendo, los océanos se están volviendo más ácidos por la absorción de CO2, algo que no beneficia nada a los moluscos.
En las investigaciones realizadas en el laboratorio se ha constatado que con un pH por debajo de 7.6 los mejillones elaboran un hilo de sujeción más débil. Los mejillones, como muchos otros bivalvos, cuentan con un sistema que expulsa una secreción viscosa que al contacto con el agua de mar se endurece gradualmente, esta secreción se convierte en una especie de hilo muy resistente denominado biso, con el que se fijan a las rocas y a otras superficies. Los expertos consideran que esta situación puede tener implicaciones graves para la acuicultura, los mejillones se adhieren a las cuerdas de nylon de las bateas o balsas flotantes durante un periodo de entre 6 y 12 meses. Mientras crecen para alcanzar el tamaño comercial, un biso débil como consecuencia de la acidificación, provoca que se despeguen, pudiendo perderse hasta el 20% de la cosecha.
En este trabajo de investigación se ha demostrado que el cambio de pH afecta al adhesivo que utiliza el mejillón, mucho más resistente cuando los valores son mayores. Hay que decir que se ha descubierto que el aumento de la temperatura del agua por encima de los 18º C también provoca que los mejillones generen un biso más débil, al menos en la especie Trossulus Mytilus, un tipo de mejillón del Pacífico norte. Sin embargo, en el caso de especies que están estrechamente relacionadas con la especie Mytilus galloprovincialis (mejillón mediterráneo), genera un biso más fuerte y resistente, lo que sugiere que el calentamiento de los océanos favorecería a determinadas especies ampliando su distribución, y perjudicaría a otras.
Los investigadores explican que el pH medio global se reducirá de 8 a 7’8 a finales de siglo, y esta variación podría tener un profundo efecto en las comunidades de mejillones. En el caso de las aguas estadounidenses de la zona de Washington, el valor del pH ya se encuentra en 7’8, lo que pone en alerta a las granjas de la zona. Por otro lado, los mejillones ya están expuestos a variaciones de 0’5 unidades de pH en ambientes costeros, lo que indica que en varias ocasiones están expuestos a condiciones que debilitan su sujeción, estas variaciones pueden tener periodos más largos, y por tanto, causar más problemas para el futuro de esos mejillones.
Merece la pena recordar este estudio desarrollado por el Instituto Español de Oceanografía, en el que se concluía que el aumento de la temperatura del mar ponía en peligro al marisco de Galicia. Los expertos explicaban que el aumento de 0’2 grados de temperatura que se produce cada dos años, provoca un continuo descenso de la productividad de las rías a causa de la variación del pH del agua.
Actualmente los océanos ya son un 30% más ácidos de lo que lo eran hace 200 años, al finalizar el siglo podrían ser hasta un 150% más ácidos, por lo que se pone en riesgo la biodiversidad, la economía, la seguridad alimentaria, etc. Podéis conocer todos los detalles de esta investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Washington.
Foto 2 | Jlastras