El goteo de grandes compañías alimentarias que deciden utilizar el etiquetado transgénico es incesante, parece que se esté sufriendo un efecto dominó que está sacudiendo los cimientos de la GMA (Grocery Manufacturers Association), Asociación de Fabricantes de Alimentos a la que pertenecen grandes compañías como Coca Cola, Conagra, Syngenta, PepsiCo, BASF, Dow Agrosciences, Monsanto o la propia Kellogg’s, que hasta la fecha han estado luchando e invirtiendo millones de dólares para intentar que no se etiquetaran los alimentos y bebidas que se han elaborado con materias primas modificadas genéticamente.
Ahora es Kellogg’s la que anuncia un plan para utilizar el etiquetado transgénico a nivel nacional, la compañía proporciona prácticamente los mismos argumentos que han dado empresas como General Mills, Campbell o Mars. Kellogg’s explica que no puede etiquetar los productos alimenticios que fabrica sólo para el Estado de Vermont, donde aprobó un proyecto de ley para etiquetar los alimentos modificados genéticamente, que entrará en vigor el próximo 1 de julio. Por tanto, la compañía ha decidido poner en marcha un plan para etiquetar los productos que contengan materias primas transgénicas a nivel nacional.
El presidente de esta compañía ha explicado que hasta que se alcance una solución federal y con el propósito de cumplir con la legislación del Estado de Vermont, algunos de los alimentos que comercializa a nivel nacional incluirán en la etiqueta la leyenda “producido con ingeniería genética”, esto es algo que se materializará a finales del próximo mes de abril. De nuevo se habla del tema del precio de los alimentos, la compañía indica que resulta inviable etiquetar para un solo Estado, resultaría costoso tanto para la compañía como para los consumidores, en cambio, el etiquetado a nivel nacional no supondrá un incremento de costes.
Kellogg’s ha pertenecido al lobby de las empresas anti etiquetado transgénico, ese lobby ha estado repitiendo hasta la saciedad que este tipo de etiquetado supondría un varapalo para los consumidores, ya que se encarecería significativamente la cesta de la compra. Varios estudios han demostrado hasta la fecha que este argumento no tenía fundamento, el precio de los alimentos no se incrementaría por el hecho de agregar un par de palabras o un logo identificativo en la etiqueta de un producto.
Se puede citar el estudio realizado por el experto en marketing alimentario Jerry Greenfield, en el que se explicaba que los cambios en las etiquetas de los productos tenían un impacto prácticamente insignificante sobre el precio de un producto, que estos cambios son y serán una constante en la industria alimentaria y se llevan a cabo por todo tipo de razones, por marketing, por actualización de la apariencia de la marca, por la inclusión o supresión de nuevos ingredientes, por la puesta en marcha de alguna legislación que obligue a incluir una determinada leyenda, etc.
Kellogg’s se desmarca del bloque anti etiquetado transgénico de la GMA, asegurando que cree firmemente en la transparencia y que los consumidores deben poder ejercer su derecho a saber sobre los alimentos que consumen, cómo están elaborados y de dónde proceden. Manifiesta que sigue instando al Congreso para que se apruebe una solución federal para el etiquetado transgénico, claro, que hay que recordar que hasta hace poco muchas de las empresas que pertenecen a la Grocery Manufacturers Association estaban apoyando la denominada Ley Oscura del etiquetado de los alimentos transgénicos, ley que tenía como propósito evitar que se etiquetaran los alimentos que contienen materias primas modificadas genéticamente, derogar leyes como la aprobada en Vermot y evitar que los consumidores pudieran ejercer su derecho a saber sobre los alimentos. Por desgracia para estas empresas, esta reglamentación fue recientemente rechazada por el Senado de Estados Unidos.
Como General Mills, Kellogg’s ha lanzado una página web denominada Open For Breakfast, en la que los consumidores pueden formular preguntas sobre los productos que comercializa la compañía, incluyendo si contienen materias primas modificadas genéticamente. Según leemos aquí, un punto en el que estas empresas coinciden, es en pedir que se ponga en marcha una ley federal sobre esta cuestión, la razón es que otros Estados podrían aprobar leyes con medidas diferentes a las adoptadas por el Estado de Vermont, algo que no sería viable para las empresas.
Seguramente otros fabricantes de la industria alimentaria anunciarán su cambio de postura como lo han hecho General Mills, Kellogg’s, Mars o Campbell, veremos si Coca Cola, una de las empresas más firmes opositoras al etiquetado de los alimentos transgénicos, termina cambiando de postura.
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