Jamie Oliver ha decidido introducir un impuesto de los refrescos en sus restaurantes del Reino Unido, lo cierto es que no se puede considerar impuesto, pues éste es un tributo regido por derecho público, parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones entre personas o entidades privadas, con los órganos del poder público.
En base al comercio libre, el chef puede poner el precio que quiera a sus productos, por ello ha decidido aumentar el precio de los refrescos y bebidas endulzadas con azúcar que se sirven en sus restaurantes en 10 peniques (unos 14 céntimos de euro). Con esta medida quiere enviar un mensaje al Gobierno de su país para que tome medidas urgentes que puedan frenar la obesidad infantil, el dinero que recaude con esta medida se destinará a financiar proyectos para mejorar la educación alimentaria que lleva a cabo Sustain, organización que aboga por políticas y prácticas alimentarias y agrícolas que puedan mejorar la salud y el bienestar de las personas y el medio ambiente, promover la equidad, enriquecer la sociedad y la cultura, etc. Sustain engloba alrededor de 100 organizaciones nacionales que trabajan a nivel local regional y nacional para intentar alcanzar la meta de mejorar la alimentación y la agricultura.
Precisamente el pasado mes de abril conocíamos una iniciativa del chef, a través de la plataforma Change.org, pidiendo firmas para instaurar la educación alimentaria en las escuelas del Reino Unido y de todo el mundo, su cometido era alcanzar el millón de firmas (aunque ahora se ha actualizado a tres millones) y hacérselas llegar al G-20 (el Grupo de los 20), el foro internacional de cooperación y consultas de temas relacionados con el sistema financiero internacional. De momento la iniciativa ha logrado superar el millón y medio de firmas.
Sobre el tema de los impuestos en las bebidas azucaradas, recordemos que hace algo más de una semana un nuevo estudio desarrollado por la organización Food Research Collaboration, concluía que un impuesto en los alimentos poco saludables lograría reducir su consumo. A esto podemos sumar una evidencia sobre la efectividad del impuesto, en México se implantó a principios del año pasado y ha logrado reducir el consumo de refrescos y bebidas azucaradas de forma significativa, así se concluía en un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública de México y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte, de ello hablábamos aquí.
Jamie Oliver toma la medida de introducir un ‘impuesto’ en sus restaurantes como protesta por la negativa reiterada del Gobierno de su país a gravar las bebidas azucaradas, a pesar de que sabe que tienen una clara relación con el problema de la obesidad infantil. El chef parece invitar al resto de restaurantes a sumarse a esta iniciativa para poder lanzar un mensaje contundente al Gobierno, considera que el sector de la restauración tiene un gran potencial para llevar a cabo este tipo de medidas.
Asegura que ha visto en primera persona los graves efectos para la salud y para el futuro de los niños, de una mala alimentación y un consumo excesivo de azúcar, apunta que actualmente uno de cada tres niños que abandona la escuela de primaria sufre sobrepeso u obesidad, no es un problema que se deba obviar. Jamie Oliver explica que los refrescos son la mayor fuente de azúcar entre los niños de edad escolar y adolescentes, por ello hay que empezar por gravar este tipo de bebidas.
Además del impuesto que introduce en sus restaurantes, aquí podemos leer que el chef tiene la intención de facilitar una hoja informativa sobre las bebidas azucaradas en sus menús, sus camareros se encargarán de ofrecer alternativas saludables para los niños. El chef se pone como ejemplo, en su casa no permite que entren gaseosas o bebidas azucaradas, explica que sus hijos han crecido bebiendo agua o zumos de fruta naturales, considera que los padres del Reino Unido deben explicar a sus hijos qué bebidas son las más recomendables y proporcionar alternativas más saludables.
Foto | Jamie Oliver