Parece ser que Italia está tomando la delantera en cuanto a la identificación del origen de los productos alimenticios, primero fue el etiquetado del país de origen de la leche y los productos lácteos, recientemente conocíamos el anuncio del etiquetado de origen en la pasta y el arroz, medida que entrará en vigor el próximo mes de febrero y que obliga a los fabricantes a indicar el país de origen de estas materias primas, así como el país en el que se ha llevado a cabo la molienda del grano, en el caso del trigo, y el lugar en el que se procesó y envasó el producto en el caso del arroz.
Pues bien, ahora Italia ha anunciado nuevos planes para introducir el etiquetado de origen de los tomates, concretamente a los productos que contengan tomate y a los tomates procesados. Estos planes suscitan en el sector de la industria alimentaria aún más los temores de la fragmentación del mercado único. Los representantes de la industria alimentaria vuelven a advertir que este tipo de reglamentaciones son un error al vulnerar los principios fundamentales de la Unión Europea.
El Ministro de Agricultura del país trabaja con el Ministro de Desarrollo Económico para poner en marcha este etiquetado que tiene como objetivo principal batir la creciente competencia de las importaciones de puré de tomate chino. Pero esto puede ser sólo el principio, hay quien persigue que se introduzca el etiquetado de origen en todos los alimentos vegetales procesados, por ejemplo, el presidente de Coldiretti Treviso, organización que representa a las empresas agrícolas italianas y promueve la agricultura como un recurso económico, humano y ambiental.
Como decíamos, el etiquetado de origen en productos que contengan tomate y en los tomates procesados pretende contrarrestar la importación de puré de tomate chino, cuyo volumen se incrementó en un 43% el año pasado. Se trata de una medida proteccionista que tiene la finalidad de proporcionar la máxima transparencia a los consumidores, incrementando a su vez la protección de los productores y productos italianos. Lo cierto es que cada vez son más los países que consideran necesario recuperar ciertos valores proteccionistas, con ello se puede mejorar el tejido económico agrícola y dar más confianza a los consumidores de que los productos que adquieren, son de calidad. No se puede comparar el tomate chino con el tomate italiano o español por diversos motivos, por las certificaciones de calidad, por la legislación más estricta en cuanto al uso de pesticidas y fertilizantes, etc.
La FoodDrinkEurope (FDE), organización que representa los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea, advierte que esta iniciativa unilateral de Italia es otro paso más encaminado a la fragmentación del mercado único, afectando negativamente a la competitividad de la Unión Europea. La organización considera que los sectores alimentarios pertinentes están socavando el buen funcionamiento del mercado único y obstaculizan el comercio intracomunitario e internacional.
Llegan a comentar que esta situación no es sostenible para los productores, ya que cada vez se enfrentan a más cargas y barreras en el comercio. ¿A qué productores se refiere? ¿a los chinos?, porque en el momento en el que el consumidor pueda elegir entre un producto elaborado con tomate chino y un producto elaborado con tomate italiano, es posible que se decante por el producto nacional, aunque cueste unos céntimos más. Quienes realmente pierden son las grandes compañías alimentarias, que reducen al máximo los costes adquiriendo producto de baja calidad para ser más competitivos económicamente y mantener el margen de beneficios.
Aquí leemos que el presidente de Coldiretti Treviso ha dado la bienvenida al proyecto, comentando que frente a la actitud incierta y contradictoria de la Unión Europea, que autorizó el etiquetado de origen de los huevos pero no el de los ovoproductos, autorizó el de la carne fresca pero no el de la carne procesada, autorizó el de las frutas frescas pero no el de la fruta procesada y convertida en zumo, etc., Italia debe actuar en favor de la calidad y la transparencia, así lo ha comentado en una nota publicada en la página web de la organización. Es justo y de sentido común que los consumidores conozcan que los tomates utilizados para la elaboración de una salsa que supuestamente proceden de un país “X”, proceden en realidad de otro país, luego que decidan si quieren o no adquirirla.
Italia ha ignorado las normas comunitarias en las que se exige a los Estados miembros que notifiquen a la Comisión Europea cualquier puesta en marcha de una reglamentación a nivel nacional, esto puede provocar que otros Estados miembros estudien esa legislación y planteen objeciones o realicen comentarios para que la Comisión Europea las considere, y termine rechazando dicha ley, aunque a la vista de los acontecimientos, da la impresión de que al Gobierno italiano le importa poco lo que pueda ocurrir. Lo cierto es que existe un movimiento proteccionista creciente, cada vez más consumidores quieren saber de los alimentos y ejercer su derecho a elegir lo que quieren comprar, y esto juega en contra de la actual legislación comunitaria.
Al final, a la UE no le quedará más remedio que poner en marcha una legislación que informe sobre el país de origen de los alimentos a nivel comunitario, ya que esto no es fragmentar el mercado único, es darle más transparencia y frenar la invasión de productos de terceros países de dudosa calidad.
Foto 1 | Nimish Gogri
Foto 2 | Jim Sincock