Se acaba de aprobar en Estados Unidos la utilización de la irradiación en verduras para eliminar bacterias como la salmonella o la Escherichia coli O157: H7, una de las cepas más peligrosas, cuya principal vía de infección en seres humanos son los alimentos. Los investigadores norteamericanos están haciendo especial hincapié en ofrecer mayor seguridad alimentaria y reducir el gran volumen de intoxicaciones que se producen cada año.
No hace mucho conocíamos un nuevo estudio desarrollado por el ARS, Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos, en el que se empleaban bacteriófagos para obtener verduras más seguras. También conocíamos otras investigaciones que mostraban la posibilidad de higienizar los alimentos a través de nuevos productos capaces de lavar concienzudamente las verduras y eliminar los microorganismos patógenos que en ellas se alojan.
La verdad es que durante el último año se han dado a conocer muchas investigaciones, sin embargo, la FDA no ha comenzado a utilizar estos trabajos y se ha decantado por la irradiación, una tecnología que utiliza radiaciones ionizantes como pueden ser los rayos X, los rayos gamma de cobalto o los rayos ultravioleta.
Estos tipos de radiación son aplicados sobre las verduras durante un determinado periodo de tiempo con el propósito de prevenir la reproducción de los patógenos alargando la vida útil de los alimentos. Hasta la fecha, la irradiación ha sido aprobada en más de 40 países y se contemplan 60 alimentos distintos que pueden ser irradiados, carnes, frutas, cereales, etc. Ahora Estados Unidos aprueba la utilización de la irradiación en las espinacas y las lechugas iceberg, alimentos que anteriormente no estaban contemplados en el proceso de irradiación, pero tras verificar que estos alimentos mantienen intactas sus propiedades nutricionales y organolépticas, se ha procedido a la aprobación.
La irradiación será una herramienta complementaria que ampliará el espectro de seguridad alimentaria en los productos mencionados, de todos modos, la FDA insiste en que se deben seguir las pautas higiénicas con los alimentos, no porque sean alimentos irradiados se han de dejar de lavar las espinacas o las lechugas. El consumidor norteamericano conocerá perfectamente cuándo adquiere un producto irradiado gracias a la normativa que exige que en las etiquetas se identifique como tal.
La irradiación o pasteurización fría es cada vez más utilizada y no sólo por cuestiones de salud, las pérdidas anuales de alimentos que han sido contaminados por bacterias o por degradación, son extremadamente elevadas a nivel mundial y como hasta la fecha no existen evidencias científicas que muestren efectos secundarios o problemas de salud en los seres humanos, es uno de los métodos que van en aumento en nuestros días para preservar y sanitizar los alimentos.
Muchos consumidores muestran cierta desconfianza hacia los alimentos que han sido irradiados y les cuesta creer que gracias a la irradiación se mejora la calidad y la salubridad de los productos alimenticios, pero hay que tener en cuenta que los organismos internacionales certifican y avalan la irradiación como uno de los métodos empleados más seguros y es catalogado como inofensivo.
El proceso de irradiación básicamente utiliza las radiaciones que antes hemos mencionado para destruir el ADN celular de las bacterias, la verdad es que es un método que ofrece muchas ventajas y ningún aspecto negativo, al menos hasta el momento.