Como ya os comentábamos en este post, el fraude alimentario afecta a todo tipo de productos, en la última operación Opson VI, llevada a cabo por Europol e INTERPOL, se incautaron 9.800 toneladas de alimentos y 26’4 millones de litros de bebidas procedentes de actividades ilegales y fraudulentas. Estos resultados son significativos, pero lamentablemente son sólo la punta del iceberg, ya que es imposible detectar todos los fraudes alimentarios que se cometen a diario.
El caso es que tantos casos de fraude demuestran que es necesario poner en marcha medidas que sean más efectivas y capaces de proteger a los consumidores, así como a las empresas alimentarias que trabajan honradamente y que también son el blanco de este tipo de delitos que, en muchas ocasiones, se producen por los vacíos legales que existen en determinados puntos de la cadena alimentaria. Por esta razón se ha acordado una nueva normativa respaldada por el Parlamento Europeo que tiene el cometido de realizar inspecciones más duras en la cadena de suministro alimentario de la Unión Europea.
Esta normativa acordada de manera informal con el Consejo de Ministros tiene diversos cometidos, realizar inspecciones sorpresa con más frecuencia en todos los sectores y en toda la cadena de suministros, mejorar la trazabilidad de los productos alimentarios, poner en marcha controles más amplios y efectivos en diferentes ámbitos como en salud veterinaria y vegetal, en producción orgánica, en alimentos y piensos, o en Indicaciones Geográficas Protegidas. Toda una serie de mejoras de seguridad, que buscan recuperar la confianza de los consumidores.
Los parlamentarios explican que a raíz del escándalo de la carne de caballo se incrementó el nivel de desconfianza de los consumidores sobre los productos alimentarios, su trazabilidad y la integridad de la cadena de suministro. Con las nuevas normas se espera que las autoridades combatan de forma más efectiva las prácticas fraudulentas y no se vuelva a producir un escándalo como el citado. Pero lo cierto es que este tipo de escándalos no son los que más preocupan, ya que el alimento no representaba ningún riesgo para la salud, el fraude radicaba en la sustitución de un tipo de carne por otro de menor valor sin que se informase al consumidor.
Todos los fraudes preocupan, pero más aquellos que pueden poner en riesgo la salud e incluso la vida del consumidor, como el hecho de adulterar una pasta de avellana con un porcentaje de pasta de cacahuetes sin que se identifique en el envase, lo que podría provocar que una persona alérgica a la leguminosa que la consumiera, sufriera una anafilaxis. Volviendo a la noticia, se han previsto medidas más severas contra los infractores, sanciones económicas más elevadas y es de suponer que penas de cárcel más duras, esperando que estas medidas disuadan a posibles infractores. Se dispondrá que la normativa sea cumplida escrupulosamente ante las prácticas fraudulentas o engañosas, se exigirán todos los requisitos para poder importar plantas y animales, se realizarán controles tanto en Estados miembros como en terceros países, etc.
Como hemos comentado, de momento la normativa se ha acordado de manera informal, por lo que habrá que esperar a su aprobación y publicación para conocer con detalle todas las medidas y sanciones que se pondrán en marcha. Aunque se realicen más importaciones y se intente asustar con penas y sanciones más duras, el fraude no desaparecerá, es imposible controlar todo el volumen de mercancías que se mueven en la UE. Siempre habrá quien se quiera arriesgar para llenar sus bolsillos, lo peor es que se trate de productos que supongan un serio riesgo para la salud del consumidor.
Podéis conocer más detalles de este paquete de medidas contra el fraude alimentario a través de este artículo publicado en el Parlamento Europeo.
Foto | Michael Stern