Ayer, a través de un comunicado de la FDA (Food and Drug Administration) podíamos saber que se aprobaba el salmón transgénico en Estados Unidos, la agencia de medicamentos y alimentación del país declaraba que tras las pruebas y exámenes realizados, el salmón no suponía ningún riesgo para la salud humana ni para el medio ambiente, por lo que se prevé que llegue a las tiendas estadounidenses en un plazo máximo de dos años.
La agencia también explicaba que este producto convertido en el primer alimento animal transgénico aprobado en el país, no portaría ninguna etiqueta que lo diferenciase del resto de salmones. El motivo es que se aplicaba el principio de equivalencia, argumentando que el salmón modificado genéticamente era equivalente al salmón tradicional en cuanto a composición y características nutricionales. Como esperábamos, la noticia caería como un jarro de agua fría en grupos ambientalistas, consumidores y expertos que consideraban que había que evitar la aprobación del producto a toda costa.
Pues bien, ya han surgido las primeras reacciones, una de ellas es la iniciativa para intentar revocar la aprobación del salmón transgénico, al parecer, el Congreso de los Estados Unidos y el Presidente Barak Obama pueden frenar la aprobación revocando la decisión de la FDA. En esta petición impulsada por Food & Water Watch, organización independiente que vela por los intereses públicos en el ámbito político, en la sostenibilidad, en la alimentación, etc., se explica que a pesar de las pruebas insuficientes sobre la inocuidad del salmón y la oposición de miles de ciudadanos preocupados, la FDA ha aprobado el salmón modificado genéticamente.
La organización asegura que este pez transgénico encierra riesgos para el medio ambiente y la salud de la población, riesgos que difícilmente se podrán evitar si consumen salmón, ya que no será identificado en las etiquetas alimentarias como organismo modificado genéticamente. Por ello se solicita a todas las personas preocupadas por el tema, que se sumen a la petición realizada al Presidente Obama y al Congreso de los Estados Unidos, para que se revoque la aprobación.
No estaría mal que Food & Water Watch expusiera en la solicitud las razones por las que este alimento se puede considerar de riesgo para la salud y el medio ambiente. En el texto que será enviado al presidente estadounidense y al Congreso, se expone la preocupación e invita a que se proceda a la revocación, también se incluye un apartado para que cada persona exponga sus argumentos sobre la producción y comercialización del salmón.
Otras organizaciones se centran sobre todo en la solicitud de aplicar un etiquetado a nivel nacional sobre los alimentos modificados genéticamente, no hablan de riesgos para la salud o el medio ambiente, simplemente exigen que no se mantenga en la oscuridad a los consumidores, que se les permita ejercer su derecho a saber y elegir los alimentos que adquieren según sus creencias y convicciones. La aprobación del salmón transgénico es sólo un primer paso que sentará precedente para que se aprueben otros alimentos animales modificados genéticamente, por ello quieren que se lleve a cabo la identificación como se realiza en 64 países del mundo, en los que los alimentos transgénicos se identifican como tales.
De nuevo se habla sobre el gran rechazo por parte de los estadounidenses a los alimentos modificados genéticamente, argumentando que más del 90% de la población los rechaza. Sin embargo, hay que recordar que las encuestas no han reflejado los resultados en las urnas, se puede citar como ejemplo la votación de la Iniciativa 522 en Washington, en ella se solicitaba la identificación obligatoria de los alimentos transgénicos. Durante la campaña, inicialmente más del 90% de los consumidores estaba a favor del etiquetado, posteriormente se pasó a un 66% y finalmente sólo un 46% de los consumidores estaban a favor, frente a un 42% que estaban en contra, el resto eran indecisos.
Al final ganó el no al etiquetado transgénico, por lo que el argumento de que la mayoría de la población quiere el etiquetado no es válido. Algo similar ha ocurrido en otros Estados del país y en muy pocos casos se ha aprobado una legislación para el etiquetado, un ejemplo son Maine, Connecticut o Vermont, en este último Estado previsiblemente la nueva ley entraría en vigor el 1 de julio del próximo año.
Dudamos de que sirvan de algo las iniciativas que se están organizando por todo el país para intentar frenar la comercialización del salmón transgénico, seguramente en los próximos días conoceremos más reacciones ante la decisión de la FDA. Podéis conocer más detalles sobre la solicitud para revocar la aprobación del salmón transgénico a través de esta página de Food & Water Watch.