Ingredientes de verdad, sabor de verdad, es el nuevo lema publicitario utilizado por la famosa cadena de comida rápida McDonald’s. Se trata de una campaña en la que la compañía ha empleado el 20% del presupuesto destinado al marketing y la publicidad con un objetivo concreto, intentar convencer a los consumidores sobre la calidad de sus productos y erradicar algunos mitos populares como por ejemplo, que las hamburguesas vienen directamente de Estados Unidos y no son elaboradas en nuestro país, que la composición de la carne de hamburguesa proviene de restos y despojos, etc.
Para convencer a los consumidores, a la compañía se le ha ocurrido invitar a aquellas personas que lo deseen, a visitar algunas de sus instalaciones, como la fábrica donde se elaboran las hamburguesas que se encuentra situada en Toledo.
McDonald’s quiere eliminar las dudas y las críticas que se ciernen sobre sus productos, no vamos a discutir que quizás ahora comiencen a trabajar la calidad, pero hasta no hace mucho la compañía de comida rápida actuaba de otro modo, recordemos el exceso de conservantes, grasas hidrogenadas y otros productos químicos utilizados en los productos que se comercializaban.
El creciente problema del sobrepeso y la obesidad, el endurecimiento de la legislación y algunos estudios científicos en torno al consumo de sus productos, obligaron a la compañía a replantear su modo de actuar y a aplicar una nueva estrategia que marida con los tiempos actuales en los que se intenta cuidar la salud a través de alimentos sanos y de calidad, alejándose del concepto actual de fast food.
Pero volviendo al nuevo planteamiento de esta compañía, se ha creado una nueva página web, Ingredientes de Verdad, en la que los usuarios pueden registrarse para solicitar ser testigos del trabajo efectuado con las hamburguesas. Hasta 100 personas podrán viajar cada mes para conocer el proceso de fabricación de las hamburguesas, se mostrarán las piezas que se utilizan para ello y que realmente no se utiliza ningún tipo de añadido químico como conservantes o colorantes.
Por cierto, es el momento oportuno para ver un vídeo en el que se pretendía mostrar la acción de los elementos conservadores utilizados en algunas de las hamburguesas o patatas fritas que se pueden adquirir en la cadena de comida rápida. El experimento consistía en introducir en tarros de cristal estos alimentos y comprobar cómo evolucionaban con el paso del tiempo, destacamos especialmente las patatas fritas, que mantuvieron el aspecto del momento en que fueron adquiridas al cabo de diez semanas.
Este vídeo puede quedar en el olvido y ser simplemente un recuerdo de un modo de trabajar distinto, la compañía pretende demostrar que en sus productos la calidad y el buen hacer es primordial.
Por cierto, cabe destacar una curiosa puntualización realizada por Patricia Abril, presidenta de McDonald’s España, sobre la denominada comida rápida. En su opinión, en realidad no es comida rápida, sino servicio rápido, ya que cada usuario puede tardar el tiempo que le apetezca en disfrutar de los alimentos adquiridos… será por matices. En fin, si quieres visitar la fábrica de hamburguesas, recuerda que puedes inscribirte en la web o a través de cualquiera de los restaurantes de la compañía.
Vía | Cinco Días
2 comentarios
Aunque personalmente prefiero los carritos callejeros de las capitales asiáticas como fastfood (consideraciones higiénicas aparte 😉 creo que en los ataques contra McDonalds y otras cadenas de comida rápida hay un componente ideológico considerable.
Y este sesgo ideológico da carta blanca para juzgar con especial dureza prácticas de estas cadenas habituales en la hostelería patria y para esparcir leyendas urbanas de todo pelaje.
¿Es más saludable un bocata de morcilla y salchicha con ajoaceite o un BigMac?, ¿son más saludables las patatas bravas del bar de la esquina o las de McDonalds?, ¿comer fabada a diario es mejor que comer BigMacs a diario?… tengo mis dudas.
Recuerdo particularmente el ultratendencioso pseudo-documental de Spurlock en el que se dedicaba a ingerir la cantidad máxima posible de comida de McDonalds a todas horas para, obviamente acabar enfermo.
Si no recuerdo mal lo sentaron en una charla en San Sebastián con Berasategui del que Spurlok parecía esperar complicidad… no fué así, Berasategui le preguntó que porqué esa cadena concreta y sólo esa, y también le dijo que si ibas a su restaurante todos los días desayuno, comida y cena y te metías entre pecho y espalda un menú de degustación, seguramente también acabarías con el hígado a cuadros.
Ciertamente yo puestos a escojer prefiero morir de empacho en Berasategui antes que en McDonalds, pero claro, es cuestión de gustos 😉
Pues sí, nosotros también preferimos empacharnos de lo que nos pueda ofrecer Berasategui, al menos nuestro paladar los disfrutará mucho más.
Todos los excesos son perjudiciales, pero algunos serán más que otros, un fast food puede ser muy saludable siempre que no presente exceso en aditivos, colorantes, grasas hidrogenadas, etc., por ello la mejor opción es el fast food casero.
McDonald’s cambia su modo de trabajar y actuar en los países industrializados mejorando la composición de sus productos y ofreciendo otros más saludables, pero no se trata de una política global, basta con conocer cómo actúan en algunos países cuya legislación sanitaria es más precaria, en ellos se utilizan esos componentes prohibidos o criticados en los países industrializados con toda tranquilidad y a sabiendas de que no son recomendables para la salud.
En fin, lo dicho, todos los excesos son perjudiciales.