La Comisión Europea ha presentado el informe del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) 2022, se trata de un documento que cubre toda la información compartida en este sistema, y que muestra el compromiso de las autoridades competentes de los Estados miembros, para detectar y notificar irregularidades e incumplimientos, incluso si no existe riesgo para la salud, o cuando se sospecha que se ha llevado a cabo una práctica fraudulenta.
Según el informe, en el año 2022 una gran parte de las notificaciones se relacionaron con los residuos de plaguicidas, además, se destaca que la AAC (Administrative Assistance and Cooperation system network) y la FFN (Agri-Food Fraud Network) registraron la mayor cantidad de notificaciones jamás transmitidas para estas dos redes, recordemos que en el sistema de la plataforma iRASFF intervienen tres redes.
Los riesgos y peligros relacionados con todo tipo de problemas, incluidos los plaguicidas y pesticidas, alcanzaron las 4.361 notificaciones por el sistema RASFF, y 2.554 el sistema AAC. Otras 600 notificaciones se registraron por sospecha de fraude, se trataba de alertas que tenían el cometido de alentar a los países miembros a llevar a cabo investigaciones para confirmar los fraudes. Hay que destacar que de las 4.361 notificaciones registradas, 3.904 alertas correspondieron a problemas relacionados con los alimentos.
En línea con los resultados del año 2021, los terceros países con más notificaciones relacionadas con los residuos de plaguicidas son Turquía con 557 e India con 299, lo cierto es que Turquía lleva muchos años arrastrando este problema, podemos recordar este artículo de 2015 en el que hablábamos de que en apenas siete meses, el país había generado 100 alertas alimentarias publicadas en el RASFF relacionadas con la presencia de insecticidas y acaricidas en frutas y verduras. O este otro del año 2016, en el que se alertaba por la presencia de pesticidas y otros productos fitosanitarios, en los limones procedentes de Turquía.
Aunque los residuos de plaguicidas fueron el problema más notificado en el RASFF 2022, el número de notificaciones fue menor en comparación con el año 2021, que llegó a las 1.231 notificaciones. La categoría de productos más común es la de frutas y hortalizas, que acumuló 594 alertas, de las que 396 se generaron en los controles fronterizos y 198 en los mercados interiores. Hierbas y especias es la segunda categoría alimentaria con mayor número de alertas por residuos de plaguicidas, generando un total de 116 alertas.
Los microorganismos patógenos fueron la segunda categoría de notificaciones por riesgo y peligro con 857 alertas, siendo los productos más comunes sujetos a riesgo la carne de ave y los productos derivados. El informe indica que la Salmonella fue el microorganismo patógeno más notificado (603), seguido de la Listeria monocytogenes (132) y la Escherichia coli (41), y todos detectados principalmente en productos de origen animal.
Como sabemos, las notificaciones de alerta se crean cuando se detectan alimentos, piensos o materiales en contacto con alimentos, que presentan un riesgo grave para el mercado y se necesita una acción rápida para frenar dicho riesgo. Si realizamos un análisis de los últimos informes del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos, podemos comprobar que el número de alertas es elevado, y hay que tener en cuenta que se realizan muestreos para las inspecciones y no se verifican todas las importaciones, de hacerlo, posiblemente el número de infracciones sería mayor.
Os recomendamos dar un vistazo al informe para conocer con detalle las categorías de peligro y las cifras de alertas por cada una, los brotes de transmisión alimentaria que se han producido, el ranking de países con mayor número de alertas emitidas, las acciones que se han llevado a cabo sobre las alertas, los casos de sospecha de fraude, sea por IG (Indicación Geográfica) incorrecta o manipulada, por comercio ilegal, etc.
Los responsables del RASFF explican que es necesario que todos los países realicen las oportunas investigaciones a raíz de las alertas de otros países, a fin de garantizar la prevención y el control de prácticas fraudulentas o engañosas en todo el sector agroalimentario. Esto se hace, pero resulta insuficiente, siendo necesario que se destinen más recursos y esfuerzos a acabar con este tipo de lacras que ponen en riesgo la salud de los consumidores.