Como cada año, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) ha publicado el informe sobre el contenido de residuos de plaguicidas en los alimentos de la Unión Europea, en este caso los datos corresponden al año 2018, recordemos que la agencia comenta que el retraso en los datos se debe a la gran cantidad de información que recopila y que debe procesar. Como es habitual, en el nuevo documento se detallan los resultados, las actividades de control que se han realizado, las diferencias respecto al informe presentado el año pasado y cuyos datos corresponden al 2017, etc.
Se han analizado un total de 91.015 productos alimenticios, lo que supone un aumento de 2.768 productos respecto al ejercicio anterior, los análisis se han centrado en la detección y valoración de 821 plaguicidas diferentes, analizando una media de 239 plaguicidas por muestra. Los resultados muestran que el 95’5% de los productos analizados se encontraban dentro de los límites legales establecidos por la legislación comunitaria. Esto indica que de nuevo se ha producido una reducción del porcentaje de productos que se encontraban dentro de los límites legales, en 2015 la cifra se situaba en un 97’2%, en 2016 se estableció en el 96’2%, en 2017 se estableció en un 95’9% y ahora en un 95’5%.
El análisis se basa en datos de las actividades oficiales de control nacional llevadas a cabo por los Estados miembros de la UE, Islandia y Noruega e incluye un subconjunto de datos del programa de control coordinado por la Unión Europea que utiliza una estrategia de muestreo aleatorio. Según el documento, un 4’5% de los productos superaron los límites legales de residuos de plaguicidas establecidos por la UE, de este porcentaje, un 2’7% superaron con creces los niveles establecidos. En el marco del programa de control coordinado por la UE se analizaron un total de 11.679 muestras, de las que un 98’6% se encontraban dentro de los límites legales. Un 1’4% excedió los límites legales de plaguicidas y en un 0’9% se superaron ampliamente.
No se entiende muy bien la razón por la que en el programa de control coordinado, hay más alimentos que cumplen con los niveles permitidos, lo lógico es que las cifras fueran similares a la media general establecida en el 95’5%. La EFSA destaca que las uvas de mesa y los pimientos dulces son productos donde se suele detectar con mayor frecuencia el abuso de los plaguicidas superando el nivel máximo de residuos. En la evaluación del riesgo agudo y crónico para la salud de los consumidores, los expertos estimaron la exposición a los residuos fitosanitarios a través de los alimentos y se realizó una comparativa con los valores orientativos basados en la salud. Los resultados sugieren que es poco probable que los niveles detectados puedan representar una preocupación para la salud de los consumidores.
Los investigadores proponen una serie de medidas para aumentar la eficiencia de los sistemas de control europeos, hablan concretamente de la trazabilidad, ya que con ello se puede mejorar y garantizar la protección de los consumidores. Lo cierto es que es una recomendación que se realiza en cada informe, pero parece que no se puede alcanzar un 100% en la trazabilidad de los productos alimenticios, siempre hay un porcentaje cuyo origen se considera desconocido y esto debería ser inadmisible, cualquier producto en el que no se pudiera realizar un seguimiento debería ser devuelto al país de origen.
Según los resultados de una comparativa de los análisis de algunos productos alimenticios, la superación del límite máximo permitido de residuos de plaguicidas ha aumentando entre el año 2015 y el año 2018, en las uvas de mesa se ha pasado de un 1.8% a un 2.6%, en los pimientos dulces y pimientos en general de un 1.2% en 2015 a un 2.4% en 2018, en los plátanos se ha pasado de un 0.5% a un 1.7% y en las berenjenas, se ha pasado de un 0.6% a 1.6%. Claro, que también hay productos en los que la tasa de superación del límite permitido se ha reducido, por ejemplo, el brócoli ha pasado de un 3’7% en 2015 a un 2’0% en 2018, el aceite de oliva virgen de un 0,9% a un 0,6%, y en los huevos de gallina se ha pasado del 0’2% al 0,1%.
En el informe se citan los plaguicidas detectados con niveles máximos superados y los alimentos vegetales asociados, ometoato, bitertanol, carbendazim, flusilazol, dieldrina, clorfenapir, Triadimefon, etc. Entre los alimentos de origen animal, grasa de vacuno y huevos de gallina, los plaguicidas contaminantes orgánicos persistentes solubles en grasa como el lindano, el hexaclorobenceno y el DDT (dicloro difenil tricloroetano), fueron las sustancias cuantificadas con mayor frecuencia. Como en anteriores informes, se apunta que los contaminantes orgánicos persistentes están prohibidos a nivel internacional en virtud del Convenio de Estocolmo, pero lamentablemente y dado que se trata de sustancias persistentes que todavía se encuentran en el medio ambiente, aparecen año tras año en las evaluaciones.
Sobre el glifosato, la EFSA comenta que la tasa de detección se mantiene estable en comparación con los datos del año pasado, ya que el 98% de las muestras no han superado los niveles máximos. Sobre las importaciones realizadas por los países comunitarios, la EFSA informa que se realizaron 82.971 envíos (6.182 más que en 2017), de los que un 4’8% no cumplían con la legislación, lo que supone un incremento del 1’8% respecto a los datos de 2017. A través de este enlace podréis acceder al informe detallado, extenso y aportando todo tipo de datos y gráficas por productos, países, etc.
Nos quedamos con la recomendación de mejorar la trazabilidad y con el apunte de que cada vez se incumple más el límite permitido establecido para los residuos de plaguicidas en los alimentos. Por cierto, ¿cuándo llevará a cabo la EFSA un análisis para determinar la toxicidad combinada de los diferentes grupos de plaguicidas y contaminantes presentes en los alimentos, el medio ambiente, etc.? Recordemos que la agencia está trabajando en el desarrollo de MixTox un método para evaluar la toxicidad combinada que parece que se hace esperar.