La EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) acaba de publicar el informe anual sobre el contenido de residuos de plaguicidas en los alimentos de la UE, los datos corresponden al año 2015, son dos años de retraso debido a que la información que se recaba para la elaboración del informe es compleja y de gran envergadura. El documento proporciona una visión detallada de las actividades de control que se han llevado a cabo, como suele ser habitual, en Noruega e Islandia.
En esta ocasión se han analizado 84.341 muestras, y un 97’2% de los alimentos contenían plaguicidas dentro de los límites legales, como podemos comprobar, se ha incrementado ligeramente el número de muestras con respecto al informe del año anterior, y también ha aumentado en 0’2% el porcentaje de productos que están libres de residuos de plaguicidas o que tienen niveles enmarcados en el límite legal. En base a los resultados que han proporcionado los países comunitarios, se ha realizado un análisis detallado de los niveles de pesticidas presentes en los productos alimentarios de consumo más habitual, así como el riesgo de exposición que tienen los consumidores.
Los datos también han sido analizados para identificar los productos fitosanitarios utilizados y aquellos alimentos que contenían trazas de plaguicidas por encima de los límites legales marcados por la Unión Europea. Como es habitual, se ofrecen conclusiones sobre los residuos de plaguicidas encontrados en los alimentos que se han importado de terceros países, en los alimentos para bebés, en los alimentos ecológicos y en los productos de origen animal. A partir de los resultados obtenidos con este trabajo, la EFSA ha emitido una serie de recomendaciones que tienen el cometido de ayudar a mejorar la eficiencia de los sistemas europeos de control, a fin de incrementar el nivel de protección del consumidor.
Como decíamos, se han analizado 84.341 muestras alimentarias en relación a 774 plaguicidas distintos (cuatro más que en el último informe), de media se analizó la presencia de 220 de estas sustancias por muestra. Las muestras se clasificaron según su procedencia, 58.448 (69’3%) pertenecían a países comunitarios, 21.747 (25’8%) correspondieron a productos importados de terceros países, 4.146 (4’9%) eran muestras de las que no se informó sobre su origen. De las 84.341 muestras analizadas, el 53,3% no presentaban residuos cuantificables, es decir, el nivel de residuos estaba por debajo de los límites de cuantificación. El 43’9% contenía residuos cuantificados que no superaban los niveles de seguridad establecidos.
En el informe se destaca que un 1’6% de las muestras (1.346 productos) superaron de forma evidente los límites legales, lo que supuso una violación de la legislación que dio lugar a acciones legales o administrativas. Cabe destacar que esta cantidad es la misma que se detectó en el informe del año pasado correspondiente a las actividades de control y los análisis que se realizaron en el año 2014. De las muestras de terceros países, se detectó que un 5’6% excedían los límites de seguridad establecidos, merece la pena recordar que precisamente los alimentos que proceden de terceros países son los que más alertas alimentarias provocan, y además, son más graves que las alertas de alimentos producidos en suelo comunitario.
Con respecto a los alimentos ecológicos, en un 13’5% de las muestras se detectaron residuos de plaguicidas dentro de los límites legales, 720 de las 5.331 muestras analizadas, aunque en este caso se apunta que no necesariamente proceden del uso de plaguicidas, pudiendo ser de los contaminantes orgánicos persistentes o sustancias naturales presentes en el suelo. Finalmente, destacar que en este grupo se detectaron 37 muestras que superaron los niveles permitidos, por lo que no debían enmarcarse en el segmento de los alimentos ecológicos. La mayoría de las muestras ecológicas analizadas (7.822) estaban libres de residuos cuantificables, un 84’4% (6.602), los plaguicidas cuantificados con mayor frecuencia fueron contaminantes orgánicos persistentes y compuestos resultantes de distintas fuentes del uso de plaguicidas.
Hay que recordar que la legislación europea permite el uso de un grupo de plaguicidas y productos fitosanitarios en los alimentos ecológicos cuando las plantas que los producen no se pueden proteger adecuadamente de enfermedades y plagas utilizando las prácticas habituales de la agricultura ecológica. En este caso está permitido el uso de productos como los aceites vegetales, la rotenona, las piretrinas, etc.
Sobre los alimentos infantiles, se analizaron un total de 1.546 muestras en las que se incluyen preparados para lactantes, fórmulas de continuación, alimentos elaborados con cereales, así como otros alimentos para bebés. Según los resultados, el 89% de los productos estaban libres de residuos cuantificables, en 20 muestras de detectó la presencia de más de un plaguicida en niveles permitidos, en 54 muestras la concentración superó los límites establecidos. En este caso, se apunta que se aprecia una notable reducción de la presencia de estos compuestos químicos en los alimentos infantiles con respecto al informe presentado el año pasado.
Teniendo en cuenta la frecuencia de residuos de plaguicidas detectados en los alimentos de consumo habitual, se considera que un gran volumen de consumidores europeos, está expuesto a estas sustancias a través de los alimentos. La EFSA ha realizado una evaluación del riesgo alimentario a corto y largo plazo a fin de obtener una estimación de la exposición e identificar posibles riesgos relacionados. En la mayoría de las muestras analizadas se determinó que la exposición a corto plazo era insignificante o que estaba dentro de un rango que era muy improbable que plantease un riesgo para la salud de los consumidores, no es el caso de los productos en los que se detectó una elevada presencia de plaguicidas.
Sobre la base de los resultados, la EFSA considera que la probabilidad de que los ciudadanos europeos puedan estar expuestos a niveles de residuos de plaguicidas que puedan afectar a la salud es bastante bajo, pero para un número limitado de muestras este problema no puede descartarse. El informe es amplio y complejo, nos muestra los productos en los que se han encontrado diferentes plaguicidas, los que sólo tienen un plaguicida, los que superan los valores permitidos, los que no tienen trazas cuantificables, también se incluye un listado de los plaguicidas, gráficos con las muestras alimentarias recogidas de cada país, los productos fitosanitarios cuantificados según el tipo de alimento, etc.
Como decíamos, la EFSA ha proporcionado una serie de consejos para mejorar los programas de control de la presencia de los plaguicidas para que sean más eficientes y se pueda contar con datos más precisos y fiables. Como ya comentamos el año pasado, se debería pasar de las sugerencias a las obligaciones, ya que la calidad del informe depende de los datos que facilitan los países comunitarios. Aunque los datos obtenidos son muy parecidos al informe correspondiente al año 2014, merece la pena darle un vistazo (Pdf).