Según explica la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), recuperando la mitad de los alimentos que se pierden o desperdician en el mundo se podría alimentar a la población mundial, pudiendo hacer frente a uno de los desafíos más urgentes del desarrollo, el hambre que padecen millones de personas. Recordemos, por ejemplo, que en Estados Unidos se desperdicia el 40% de todos los alimentos que se producen en el país, lo que nos puede dar una idea de cuánta comida se tira o desperdicia inútilmente. Una de las iniciativas puestas en marcha para luchar contra el desperdicio de alimentos es la platafoma Save Food, en ella la FAO colabora con el sector privado, la sociedad civil y los organismos internacionales para intentar reducir el enorme volumen de comida que se pierde o desperdicia.
Save Food tiene el objetivo de promover la creación de redes entre las partes interesadas en la industria alimentaria (incluyendo los fabricantes de la industria del embalaje, creadores de políticas e investigadores) con el fin de desarrollar soluciones que puedan reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro. Un componente importante es una campaña mediática que busca aumentar la conciencia sobre el desperdicio de alimentos a nivel mundial. En esta iniciativa en la que se enmarcan diferentes acciones podemos encontrar una plataforma técnica sobre la medición y reducción de las pérdidas de alimentos y residuos en la que se tratan enfoques prácticos para reducirlas en el contexto de la seguridad alimentaria.
En la infografía sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos que podéis ver a continuación se señalan todas las razones que provocan el desperdicio alimentario, procesamiento y envasado inadecuado de los alimentos, falta de transporte y sistemas de distribución, los residuos que se generan en la cosecha y procesamiento, el almacenamiento inadecuado, la carencia de instalaciones o técnicas de conservación, ineficiencia en las ventas al por mayor y al por menor, residuos que se generan en los hoteles, restaurantes y hogares, los descartes y desperdicios que se generan a lo largo de la cadena de suministros, etc.
Junto a cada problema señalado se propone la acción que se debe emprender para reducir el desperdicio alimentario, algunas ya se han puesto en marcha, pero queda mucho por hacer hasta lograr reducir la pérdida de alimentos de forma significativa. La FAO define la pérdida de alimentos como la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos, se refleja en el valor nutritivo, en el valor económico o en la seguridad alimentaria de todos los alimentos producidos para el consumo humano, pero que no son consumidos por los seres humanos. En este sentido, medir las pérdidas es muy importante para poder realizar una intervención que permita su reducción.
La FAO explica que el desperdicio es una parte de las pérdidas de alimentos, refiriéndose al uso alternativo (no alimentario) de alimentos inocuos y nutritivos para el consumo humano a lo largo de las cadenas de suministro. Como en el caso de la pérdida de alimentos, las mediciones de los residuos son un factor clave para poder llevar a cabo una intervención en su reducción. El Director General de la FAO comenta que es muy importante coordinar los esfuerzos globales para reducir las pérdidas de alimentos y los residuos, de este modo se podrán mejorar la capacidad de eliminar de forma sostenible el hambre y la desnutrición en el mundo.
Recordemos que no hace mucho hablábamos sobre los millones de toneladas de alimentos que se tiran desde su producción hasta que llegan a la mesa del consumidor, esta es una situación insostenible que obliga a replantearse las normas y estándares de mercado. Para saber más sobre los trabajos que lleva a cabo esta plataforma de lucha contra el desperdicio alimentario os recomenzamos acceder a este enlace de la página oficial.