Se ha realizado una investigación en la Universidad Médica de Viena (Austria) sobre la influencia de las redes sociales en la venta de alimentos y bebidas poco saludables, y se han centrado en las acciones que llevan a cabo los denominados influencers (personas que son capaces de influenciar a sus seguidores) de las redes sociales más populares, como Instagram, TikTok o YouTube, y concluyen que las bebidas y alimentos que promocionan son tan poco saludables, que no deberían publicitarlos, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que como sabréis, pone límites con el objetivo de proteger a la población y especialmente a la infancia.
Recordemos que en estudios anteriores, como el realizado por investigadores de la Universidad de Aston (Inglaterra), ya se apuntaba que es probable que las redes sociales influyan en los hábitos alimentarios de los usuarios, sea para bien o para mal, todo depende del contenido, y si hablamos de menores, la influencia normalmente será mayor.
Los expertos han analizado los contenidos relacionados con la alimentación y las bebidas de seis influencers populares de habla alemana, y que suman más de 35 millones de seguidores, sobre todo adolescentes de entre 13 y 17 años. Los resultados mostraron que un 75% de los alimentos y bebidas que presentaban, tenían un alto contenido en grasas, sal y azúcares, siendo productos que de los que no se permitiría hacer publicidad dirigida a los menores, según los parámetros de la OMS. Los investigadores señalan que en la mayoría de casos se trata de publicidad encubierta, ya que no se destacaba que se trataba precisamente de eso, publicidad.
Los expertos analizaron los últimos 20 vídeos o publicaciones compartidas por los influencers antes del 1 de mayo de 2021, los alimentos y bebidas que aparecían fueron catalogados como permitidos o no permitidos según el perfil de nutrientes recomendado por la OMS, en el que se catalogan los alimentos y bebidas en función de su contenido en grasas, fibra, sal y azúcares, además, se evaluó si cada contenido publicitario se divulgaba correctamente.
De 364 vídeos y publicaciones, casi el 25% correspondía a alimentos y bebidas, de los que un 75% se consideraban, como ya hemos comentado, poco saludables y no recomendados para los menores. Un 17% se consideraron aptos, y un 8% no se pudo determinar por falta de información o por no encajar como aptos o no aptos. Un 53% de los productos presentados por los influencers se describían y presentaban como positivos, un 42% eran neutrales y un 5% se presentaban de forma negativa, los expertos comentan que un 73% de los productos fueron consumidos por los propios influencers.
En un 60% de vídeos y publicaciones el producto se mencionó en la descripción, de este grupo, un 19% mencionaba la marca o la empresa y un 41% mencionaba directamente el producto, sin embargo, en solo el 11% de las publicaciones (en la descripción) se destacaba que se trataba de un anuncio fruto de una colaboración, y en sólo un 3% se indicaba el carácter publicitario dentro del contenido.
Los resultados hacen que los investigadores planteen la necesidad urgente de poner en marcha políticas y regulaciones que protejan a los menores de las estrategias de marketing que ponen en práctica los influencers, ya que es difícil que los menores puedan comer de forma saludable cuando están expuestos continuamente a un bombardeo informativo sesgado a través de las redes sociales, donde impera la promoción de alimentos y bebidas insalubres.
Los expertos destacan que en muchos casos, en la mayoría de ocasiones, los influencers no son conscientes de la situación, por ello se considera prioritario que los gobiernos y las agencias de salud tomen cartas en el asunto, y más sabiendo que en la actualidad y según datos de la OMS, uno de cada cinco niños o adolescentes del mundo, tiene sobrepeso u obesidad, y, en el caso de países como Alemania, según el Instituto Robert Koch de Berlín, más de un 15% de los menores de entre 13 y 17 años tiene sobrepeso u obesidad.
Desde hace años se reconoce que el marketing y comercialización de productos poco saludables son un factor de importancia en el aumento del sobrepeso y la obesidad, en el caso de las redes sociales, los contenidos influyen de forma notable en el comportamiento y preferencias alimentarias, de ahí la necesidad de llevar a cabo una restricción para proteger a niños y adolescentes. En algunos países ya existen planes para poner en marcha restricciones, pero en muchos otros no, por ello es necesario que se adopte un enfoque integral, teniendo en cuenta todos los canales y vías por donde se pueden promocionar alimentos y bebidas poco saludables, a fin de garantizar que los menores no sean motivados a elegir productos que no encajan con un estilo de vida saludable.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Médica de Viena.
Foto 2 | Brigham Young University