COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), CECU (Confederación de Consumidores y Usuarios) y la asociación de Consumidores CEACCU, reclaman al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente un cambio legislativo en el que se obligue a indicar los países de origen de la miel en el etiquetado, una reglamentación similar a la introducida en Italia en el año 2006 en la que se indica en las etiquetas la procedencia.
Actualmente podemos comprobar que en la etiqueta de diferentes tipos de miel que comercializan en los centros de distribución comercial, aparece en los ingredientes el mensaje: ‘Mezcla de mieles originarias y no originarias de la CE‘, en otros casos se indica el tipo de miel y con qué mieles se han mezclado, en este caso sólo se habla de mezcla de mieles procedentes de la CE. Nada que ver con la miel artesanal que ofrecen pequeños productores españoles en los que se indica el tipo de miel, su origen, quien la ha envasado, etc.
Desde hace bastante tiempo la coordinadora agraria ha estado denunciando la poca transparencia de las etiquetas de la miel, los operadores no indican qué países son los productores en ningún caso, ya sean comunitarios o no comunitarios, y esto es un problema. Ya hace unos meses hablábamos del enorme volumen de miel china que entraba en el mercado español, batiendo récords año tras año. Entonces se denunciaba que dado el volumen, posiblemente se estarían realizando mezclas con otros tipos de miel sin informar a los consumidores.
Las mezclas se realizan con el propósito de poder vender más barato y obtener mayor rentabilidad, se trata de una competencia desleal que afecta a las empresas que sí se preocupan de informar al consumidor al detallar el origen y por la seguridad alimentaria. Recordemos que la miel china puede estar contaminada con antibióticos, otros productos fitosanitarios o metales pesados, algo que también puede suceder con la miel procedente de otros países no comunitarios. Posiblemente la mayor parte de la miel de mezcla procedente de países que no son comunitarios procede de China, dado lo comentado anteriormente, ahorrar adquiriendo este tipo de miel no compensa. Merece la pena apostar por la miel de apicultores locales que ofrecen etiquetas con todo tipo de información para tranquilidad del consumidor, además la calidad es significativamente superior, por lo que compensa pagar algo más.
En la Directiva 2014/63/UE se detalla lo siguiente: «(6) En virtud de la Directiva 2001/110/CE, si la miel procede de más de un Estado miembro o de un tercer país, la mención obligatoria de los países de origen puede sustituirse por una de las siguientes, según proceda: «mezcla de mieles de la CE», «mezcla de mieles no procedentes de la CE», «mezcla de mieles procedentes de la CE y de mieles no procedentes de la CE». Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Unión Europea sustituyó y sucedió a la Comunidad Europea. Conviene, por tanto, aclarar los requisitos de etiquetado pertinentes sustituyendo la referencia a la «CE» por la referencia a la «UE».» La UE debería haber obligado a detallar la procedencia de cada miel de una mezcla, los consumidores tienen derecho a conocer esta información para decidir con conocimiento sobre la compra de la miel.
Esta norma va en contra de lo establecido en la normativa comunitaria en materia de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios, en la Directiva 2000/13/CE del Parlamento Europeo y del Consejo reza lo siguiente: “cualquier regulación relativa al etiquetado de los productos alimenticios debe fundarse, ante todo, en el imperativo de la información y la protección de los consumidores”, “las normas de etiquetado deben implicar igualmente prohibición de inducir a error al comprador”, “el etiquetado no deberá ser de tal naturaleza que induzca a error al comprador, especialmente sobre las características del producto alimenticio y, en particular, sobre la naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia, y modo de fabricación y de obtención», “el etiquetado de los productos alimenticios implicará solamente las indicaciones obligatorias del lugar de origen o de procedencia en los casos en los que su omisión pudiera inducir a error al consumidor sobre el origen o la procedencia real del producto alimenticio”.
Como se puede comprobar, existe una clara contradicción, posiblemente la Directiva 2014/63/UE esté sujeta a intereses comerciales y se haya querido pasar por alto el derecho de los consumidores a saber sobre el producto alimentario que adquieren. Es necesario que se modifique el tipo de etiquetado tanto en favor de los consumidores como en favor de los apicultores de nuestro país, ya que podrán diferenciar sus producciones frente a la de otros países.
Debe preocupar que se utilice miel no comunitaria sin identificar, como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la producción de alimentos no tiene normativas tan estrictas como las de la UE, en esos países el uso de productos prohibidos en la UE para tratar los alimentos está a la orden del día. Por otro lado, no se puede concebir que el mercado se inunde de miel china, basta con saber que en la última década su importación se ha incrementado en un 578%.
Actualmente con este tipo de etiquetas es difícil realizar una elección responsable, no se ofrece suficiente información y además la que se proporciona es poco transparente. Y por supuesto, este tipo de mieles se saltan a la torera la trazabilidad. Los consumidores tenemos el poder de hacer que esto cambie, basta con adquirir en los supermercados o centros de distribución comercial miel en la que se indique claramente su procedencia (en algunos será imposible encontrarla), o bien adquirir la miel a pequeños apicultores.
Invitamos a quienes consumen este tipo de miel de mezcla que prueben los diferentes tipos de miel ‘de verdad’ que se producen en España, comprobarán la diferencia en la textura, en el aroma y en el sabor. Podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo publicado en COAG.