Un juez ha aceptado la reclamación realizada por un grupo de restaurantes de comida rápida en la que indicaban que es inconstitucional la obligación de informar sobre las calorías de los menús fast food.
Primero deberemos ponernos en situación, en el post Fast foods norteamericanos con leyenda calórica obligada a partir de marzo, mostrábamos que el Consejo de Salud Pública de Nueva York había aprobado una nueva norma que obligaba a los establecimientos de comida rápida de la ciudad a incorporar una leyenda con el contenido calórico de cada uno de los productos que comercializaban.
La norma aceptada era aplaudida por aquellos que buscan el modo de mejorar la alimentación de los estadounidenses a través de la información, anteriormente a esto, se había rechazado la norma porque un juez consideró algunos defectos y obligó a rectificarla antes de poder aprobarla. Esta medida afectaba especialmente a aquellos establecimientos que contaban con menos de 15 franquicias, es decir, sólo a una pequeña parte.
La alegría ha durado poco, el aplazamiento de la medida se encuentra sujeto a la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense. Curiosamente las grandes cadenas de fast food no ponen ninguna pega y ya ofrecen esta información en sus productos. Lo que verdaderamente resulta, en nuestra opinión, inconstitucional, es no informar a los consumidores sobre los productos que adquieren y más si ello puede conllevar algún riesgo para la salud (como en el caso de abusar de estos productos). Quede claro que no queremos decir que comiendo de vez en cuando en un fast food se juegue uno la salud, pero eso, de vez en cuando.
Por el momento, la norma no se va a aplicar y los pequeños establecimientos de comida rápida seguirán ofreciendo sus menús sin ningún tipo de información en la ciudad de Nueva York, mientras tanto se deberá esperar a una nueva vista en la que los jueces deberán decidir qué hacer. En un país que presenta tan alto índice de sobrepeso y obesidad, donde se ha abusado hasta la saciedad de los productos con alto contenido calórico como el que ofrecen los fast food, tal vez debería estar prohibido vender un sólo producto alimentario que no informara de su contenido al consumidor.
Una vez informado, será el propio consumidor quien por su cuenta y riesgo, decida si prefiere seguir atiborrándose de calorías o refrenar un poco su impulso en pro de su salud.