A principios de año se presentó el proyecto de un nuevo impuesto sobre las grasas saturadas de los alimentos en Dinamarca, esta medida se anunció como un intento de mejorar la dieta de los habitantes del país e incluso se realizó un estudio en el que se concluía que al cabo de 10 años, gracias a este nuevo impuesto se lograría aumentar la esperanza de vida en 5’5 días, un dato o justificación un poco extraña. Evidentemente la industria alimentaria mostró su indignación y declaró que el impuesto en realidad tenía un mero propósito, el de recaudar fondos.
Como contrapartida, la industria alimentaria contesta que el impuesto de las grasa saturadas promueve el uso de aditivos alimentarios que se utilizarían para reemplazar las texturas y sabores que están asociados a las grasas saturadas, es decir, se promovería la alimentación con más aditivos. También destacan que tanto la productividad como las importaciones o exportaciones de alimentos se verían seriamente afectadas, a esto hay que añadir que el comportamiento de los consumidores podría cambiar.
Claro que esta medida afecta a todos los alimentos, las carnes no se escapan a los impuestos, sea de cordero, vacuno, cerdo… se deberán pagar las correspondientes tasas por la grasa que contenga cada tipo de carne. Según leemos en Agrodigital, se prevé que a partir del próximo mes de octubre se aplicará una tasa de dos euros por kilo de grasa saturada, los mataderos podrán decidir aplicar la tasa a la media total de grasa que contiene un animal sacrificado, o aplicarla a los cortes de carne.
Los precios de algunas carnes, especialmente las que tienen más grasas, se incrementarán, un ejemplo es la carne de cerdo que tiene más grasa que la de vacuno. Podríamos decir que se trata de un Impuesto del Valor Añadido de las grasas con el que el Gobierno danés pretende recaudar unos 188 millones de euros al año, con el incremento de precios se espera que se reduzca el consumo de carnes y alimentos que contengan grasas saturadas, haciendo que la dieta danesa sea más saludable, como decíamos, para la industria lo único que se pretende es aumentar la presión fiscal y recaudar fondos para las arcas del Estado.
El Gobierno del país cree que esta medida será efectiva, otros organismos apuntan que no tendrá un efecto real sobre los hábitos de consumo. Ante los índices de sobrepeso y obesidad en el mundo, se aconseja que los Gobiernos busquen las medidas más efectivas para mejorar la alimentación de los ciudadanos de cada país, con ello se reducen las enfermedades asociadas a estos problemas, se mejora la calidad de vida y aunque no se indica, se reduce el gasto sanitario, lo que se traduce en menos gastos para las administraciones sanitarias de cada gobierno.
A través de Retsinformation podemos conocer todos los detalles del proyecto de ley del impuesto sobre las grasas saturadas en Dinamarca con todo tipo de detalles, no se escapa ni un solo alimento, se aplica el impuesto de la grasa a todo tipo de productos. Podemos ver tablas que calculan la media de grasas saturada presente en la carne (en los dos formatos que antes hemos mencionado) de cerdo, vacuno, pollo, pato, caballo, en productos lácteos, aceites…
También se explican los pasos y procedimientos que debe seguir la industria alimentaria (el traductor de Google será de gran ayuda para entender todo el planteamiento de la propuesta que se presentó el pasado 19 de enero). No será extraño que este tipo de medidas se trasladen a otros países, con el pretexto de mejorar la dieta de la población, un nuevo IVA de la grasa es una excusa perfecta para aumentar los ingresos en las arcas de los gobiernos. Seguramente tendremos nuevas noticias al respecto
Foto | MMChicago
2 comentarios
Me parece indignante!! No se puede someter a impuestos a la carne por que esta contenga grasas saturadas, por que no hay alternativas.
Salvo excasas escepciones, la inmensa mayoría de las grasas de origen animal son saturadas.
Si lo que quieren hacer es promover una dieta más saludable, que hagan campaña de concienciamiento, pero que no impongan criterios de esa forma a la población.
Un saludo desde Andalucía.
Indignante es decir poco, y tú lo has dicho, la inmensa mayoría de las grasas de origen animal son saturadas. Campañas de concienciación, reducir el precio de frutas y verduras mediante subvenciones, se pueden tomar mil y una iniciativas más para mejorar la dieta sin tener que tocar el bolsillo de los consumidores. Coincidimos con los representantes de la industria alimentaria, parece que la finalidad es poder incrementar los ingresos en las arcas del estado. Lo malo de este tipo de proyectos es que si funcionan (a nivel recaudatorio), terminan siendo secundados por otros países.
Saludos.