En el Reino Unido, el Ministro de Ciencias de la Vida, George Freeman, ha lanzado una advertencia a las empresas alimentarias, si insisten en seguir comercializando alimentos ricos en azúcar, podrían tener que asumir un impuesto del azúcar con el objetivo de pagar los costes sanitarios asociados a la obesidad. Ya el año pasado se hablaba de este impuesto pero se descartó porque el Gobierno del país buscaba otras alternativas para animar a la población a que se alimentara de forma más saludable, no se quería implantar una legislación de mano dura, pero está visto que no hay forma de alcanzar el objetivo.
Por esta razón el ministro argumenta que si un producto comercial, en este caso los alimentos y bebidas azucaradas, provoca que la sociedad deba asumir los costes de los tratamientos que deben recibir las personas a consecuencia de las enfermedades relacionadas con la obesidad, las empresas deberán ser quienes asuman estos costes a través de un impuesto del azúcar. George Freeman asegura que es el único camino para poder recuperar parte del gasto sanitario y motivar a las empresas alimentarias para que reformulen sus productos y así sean más saludables.
El ministro no amenaza pero lanza una seria advertencia, si la industria alimentaria no cambia y empieza a pensar un poco más en la salud de los consumidores, el impuesto de los alimentos y bebidas azucaradas será una realidad. La verdad es que de este impuesto se lleva muchos años hablando y desde el Gobierno se han lanzado todo tipo de advertencias que se han quedado en agua de borrajas, es difícil saber si esta vez es una declaración de intenciones firme, o un simple farol para conseguir un cambio en la reformulación de los alimentos.
Parece que las cadenas de supermercados son las empresas que quieren demostrar su compromiso con la salud de los consumidores, Tesco se ha convertido en el Reino Unido en la primera cadena en anunciar que a partir del año que viene, las bebidas que comercializa de marca propia contendrán un 5% menos de azúcar. Claro, que dependiendo del contenido en azúcar de una bebida, un 5% puede ser una medida insuficiente que no mejoraría la situación.
En la actualidad en el Reino Unido un 25% de la población adulta es obesa, lo que supone nada menos que 12 millones de personas, a esta cifra habría que sumar el índice de obesidad en los menores. En la década de los años 70 el porcentaje de adultos obesos era sólo del 3%, según las previsiones sobre el crecimiento del índice de obesidad, si no se realizan cambios significativos, en el año 2030 una de cada tres personas será obesa, lo que supondrá un coste sanitario desproporcionado y difícil de asumir. Quienes están a favor de aplicar impuestos en los alimentos azucarados y grasos aseguran que los impuestos establecidos en Francia o México están dando sus frutos, argumento que invita a instaurar este tipo de gravamen en el Reino Unido.
Tesco habla de la reducción de un 5% del contenido de azúcar en sus bebidas, pero organizaciones como Action on Sugar, aunque agradecen la iniciativa de Tesco, consideran que la reducción del contenido en azúcar para mejorar la salud de la población debe ser mucho mayor, por ello tienen como objetivo que para el año 2020 se reduzca en un 40% los azúcares añadidos en alimentos y bebidas. Curiosamente no ocurre lo mismo con la sal, en este caso sí se han realizado mayores esfuerzos para reducir su contenido, de hecho, se ha logrado reducir un 15% desde el año 2001, ¿por qué no se puede hacer lo mismo con el azúcar? Hay que tener en cuenta que el consumo de azúcar es tóxico incluso en cantidades ‘seguras’, de ello hablábamos en este post.
Según algunos estudios realizados en el Reino Unido, las enfermedades resultantes de la mala alimentación y del sedentarismo provocan un gasto adicional al Servicio Nacional de Salud un gasto de más de 6 millones de libras, y se irá incrementando año tras año si no se toman medidas urgentes. El Gobierno del Reino Unido lleva años descartando la posibilidad de aplicar un impuesto del azúcar o la grasa, sin embargo, los responsables del sistema sanitario han respaldado siempre este tipo de medidas, también otras organizaciones como Action on Sugar que manifiestan estar totalmente a favor de instaurar un impuesto del azúcar y reciben con agrado las intenciones del Ministro de Ciencias de la Vida.
Ya no es viable una política como la actual, que permite que sea la propia industria alimentaria la que se vigile y se autorregule a sí misma, como hemos indicado en otras ocasiones, las medidas voluntarias suelen tener poca o ninguna efectividad. La medida anunciada por Tesco se recibe con satisfacción y se espera que el resto de cadenas de supermercados secunden la iniciativa, pero de todos modos, un 5% es una cantidad muy pequeña y en algunos casos, a pesar de la reducción, el contenido en azúcar seguiría siendo muy elevado. Otra cuestión que merece la pena destacar, se sigue obviando el tema de subvencionar los alimentos saludables como una medida para mejorar la alimentación de la población y reducir el índice de sobrepeso y obesidad.
Una lata de refresco puede contener hasta 10 cucharaditas de azúcar, el doble de la cantidad diaria recomendada por la OMS, un 5% de reducción serviría de poco. Si a eso le sumamos el resto de alimentos y bebidas que contienen azúcar, la ingesta total diaria va a seguir siendo elevada, aunque es cierto que se consumiría mucho menos azúcar que actualmente. Recordemos que la OMS explicaba que si el consumo de azúcar no superase el 5% del total de calorías ingeridas al día (unas seis cucharillas de café), se apreciarían beneficios significativos en la salud de la población.
Pero, ¿qué opina la población? Según explican aquí, un estudio de la Universidad de Cambridge concluye que la mayoría de la población no quiere un impuesto del azúcar, los consumidores prefieren que se reduzca el tamaño de las porciones y que no se reformulen los alimentos y bebidas, de esta idea la FSA (Food Standards Agency), Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, ya hablaba en el año 2009. Action on Sugar cree que la mejor estrategia es reducir gradualmente el contenido en azúcar como ya se ha realizado con la sal, en 15 años se ha logrado reducir un 15% en el contenido de sal en los alimentos y los consumidores no lo han apreciado.
Hay que dejar claro que no hay planes para introducir un impuesto sobre el azúcar y que a pesar de lo que diga el Ministro de Ciencias de la Vida, es difícil creer que el Gobierno del país finalmente decida introducir el gravamen, ya son muchos años hablando del mismo tema.
Foto 1 | Shardayyy
Foto 2 | David Pacey