El Parlamento Europeo ha solicitado incluir etiquetas obligatorias para identificar alimentos relacionados con los transgénicos, concretamente se pretende dar a conocer qué alimentos o productos proceden de animales que han recibido alimentación con transgénicos, como puede ser la soja transgénica.
Ante la creciente preocupación por disfrutar de una alimentación libre de transgénicos, sea de forma directa o indirecta, la solicitud de identificar alimentos relacionados con los transgénicos será muy bien recibida, aunque hay que decir que desde hace tiempo se ha estado solicitando la inclusión de esta información.
La leche, los huevos o la carne, en un corto plazo de tiempo podrían ser identificados y relacionados con los productos transgénicos. El Parlamento Europeo pretende así mejorar la actual legislación y actuar a favor de los productos tradicionales de calidad. Es curiosa la actitud que adopta cada una de las instituciones encargadas de tomar las decisiones de la Unión Europea, recordemos que básicamente son tres.
Por un lado está la Comisión Europea que teóricamente defiende los intereses de la UE en conjunto (obviando las decisiones individuales de los países), el Parlamento Europeo que sería la representación de los ciudadanos de la UE y el Consejo de la Unión Europea, organismo que representa a los países miembros a nivel individual. La Comisión Europea está a favor de la entrada de los alimentos transgénicos, mientras que el Parlamento Europeo, la representación de los ciudadanos, lucharía por mejorar la información que se ofrece a los consumidores y restringiría su entrada.
Hay que decir que la Comisión Europea es bastante contradictoria, por un lado favorece a los alimentos transgénicos y por otro intenta ensalzar los alimentos y bebidas de calidad, un ejemplo sería el Libro Verde que la Comisión Europea presentó a finales del año pasado y en el que se enmarcan dichos objetivos, nos da una de cal y otra de arena.
El caso es que el Parlamento Europeo es partidario de que se aplique como normativa en los alimentos de la Unión Europea, incluidos los que provienen de la exportación, la información sobre el origen de las materias primas, los principales ingredientes que contiene un alimento o el lugar donde se realizó la última transformación de un determinado alimento. Así mismo, solicita distintivos voluntarios en los que se puedan ver leyendas como “criado al aire libre” en el caso de pollos y huevos, indudablemente este matiz daría más valor a la connotación de productos ecológicos, ya que son pocos los productos industriales que podrían portar esta identificación.
Concluyendo, es evidente que las decisiones que pretende adoptar el Parlamento Europeo sintonizan con la mayoría de las exigencias de los consumidores europeos, algo que no apreciamos en las propuestas de la Comisión Europea.
Ya lo decíamos en el post Veto al maíz transgénico Mon 810, los organismos de la Unión Europea no navegan con un mismo rumbo. Esperemos que realmente se haga efectiva la inclusión de la mencionada información, el consumidor tiene derecho a elegir su alimentación.