Se conoce como choco, jibia, sepia o cachón, según la región española, al molusco cefalópodo de la orden de los sepíidos, siendo la más común la Sepia officinalis. Todos la conocemos, tiene una gran aceptación entre los consumidores, se disfruta en elaboraciones tan simples como cocinada a la plancha con ajo y perejil, como formando parte de suculentos guisos y arroces. Ahora bien, ¿qué nos decís de los huevos de choco?
El consumo de los huevos de choco o sepia no es tan común, se da principalmente en localidades costeras, como por ejemplo en Cádiz y Huelva, donde se elaboran tapas tradicionales, como la que os presentamos en la fotografía y que pudimos degustar hace un par de días en el Restaurante Poma de Sanlúcar de Barrameda.
Allí nos contaron las dos formas de preparar los huevos de choco más habituales, cocidas con un aliño sencillo de cebolla, perejil, aceite de oliva y vinagre, y a la plancha, pudiendo aderezarse como se hace habitualmente la sepia (o choco), con aceite de oliva, ajo y perejil. Pero hay muchas otras recetas que se pueden elaborar con esta parte del aparato reproductor de los cefalópodos.
En cualquier caso, necesitan muy poca cocción para ofrecer una textura tierna y suave, si no habéis probado los huevos de sepia, comentaros que su sabor es como el de la sepia, la principal diferencia se encuentra en su textura, es compacta y es más tierna, sin ese toque ‘crujiente’ que puede presentar un buen ejemplar de sepia marcada a la plancha.
Parece ser que hay cierta confusión a la hora de definir si son huevos o huevas de sepia, sucede a menudo con otros productos del mar, quizá por no ser de consumo habitual en todo el país, por no hay haber mucha cultura gastronómica al respecto en la actualidad. Y a diferencia de lo que se pueda pensar, no se trata de un alimento económico que hay que aprovechar, de hecho, su precio es muy superior al de la sepia, lo que demuestra que son muy apreciados sobre todo si son huevos frescos.
De momento sólo hemos probado los huevos de choco cocidos, bueno, y debemos añadir que también los probamos crudos, en la mesa éramos todos del sector gastronómico y nos trajeron los huevos frescos para que conociéramos el producto, era muy fácil que alguien decidiera descubrir su sabor y sobre todo, su textura, y el resto le secundáramos. El sabor es el que revela el origen de este alimento, el mar, y su textura en crudo es muy diferente, blanda, gelatinosa… de esas que pueden provocar que a unas personas les guste mucho y a otras les provoque rechazo.
En fin, debemos volver a Sanlúcar a probar los huevos de choco a la plancha, rebozados y fritos… quienes los habéis probado o los consumís habitualmente, ¿qué preparación nos recomendáis?