La receta que hoy comparten con nosotros en vuestra sección Hoy Cocinas Tú, seguro que despierta muchos recuerdos, es una receta heredada, que Carolina, autora del blog Fuchicando en mi cocina, nos propone probar, son las rosquillas de su abuela, las Rosquillas de mi abuela Lola. Y nadie mejor que Carolina para explicarnos cómo llevar a la práctica esta receta, así que os dejamos con ella:
Esta receta de rosquillas se mide con la cáscara de los huevos, es decir, cuando casquemos los huevos, lo haremos justo por debajo de la mitad del huevo, esa será la medida. Son unas rosquillas esponjosas y hermosas, que tienen sabor a cítricos y un suave olor a anís. Son ideales para el desayuno, la merienda o para un tentempié. En un recipiente hermético de cristal o lata aguantan varios días. También se pueden congelar perfectamente.
Probad las rosquillas porque os devolverán ese sabor casero de la infancia en la cocina de vuestras abuelas.
Ingredientes (30 rosquillas)
- 3 huevos
- 3 cáscaras de aceite
- 1/2 cáscara de anís
- 3 cáscaras de azúcar
- 1/2 cáscara de naranja
- 1/2 cáscara de limón
- 1/2 cucharada de canela
- 1/2 cucharada de matalauva o anís en grano
- 1 sobre de levadura Royal
- harina (la que admita, alrededor de 1 kilo).
Elaboración
En una sartén freímos las cáscaras de la naranja y del limón en el aceite durante unos minutos. Dejamos enfriar y tiramos las cáscaras. En un mortero machacamos los granos de anís o matalauva.
En un bol grande echamos todos los ingredientes, y removemos. Agregamos el aceite y removemos con la cuchara de madera. Mientras vamos amasando con las manos, vamos añadiendo harina. Seguimos amasando y añadiendo la harina poco a poco, hasta que tenga una consistencia en la que la masa no se nos pegue a las manos, similar a la de las galletas. Hacemos una bola y la sacamos del bol.
Empezamos a formar las rosquillas, cogemos trozos de masa y con la palmas de las manos formamos unos churritos de un grosor como de 1’5 cm, un poco más de un dedo. Cerramos los dos bordes, apretando bien para que no se abran al freír. Haremos igual con toda la masa. Dejaremos reposar las rosquillas formadas unos 10 minutos.
Calentamos abundante aceite en un recipiente hondo, o en la freidora si la tenemos. Vamos echando las rosquillas en el aceite en pequeñas cantidades para que no baje la temperatura mucho. Las dejamos freír por un lado, le damos la vuelta y freímos por el otro.
Cuando estén hechas las sacamos del aceite y las depositamos en papel de cocina. Estando aún calientes, las espolvoreamos con azúcar glasé, que queden bien impregnadas. Ya tenemos nuestras rosquillas tradicionales, las dejaremos enfriar, y ya las podemos degustar, con un café. ¿Os apetece?
Carolina
Fuchicando en mi cocina