Como indicábamos en el post de Bodega Pirineos, después de visitar la bodega y realizar la cata de algunos de los vinos que elaboran, disfrutamos de una rica cena servida en el comedor de la bodega. Los responsables del Hostal Restaurante Pirineos se habían desplazado hasta allí y nos tenían preparado un menú que logró seducir los paladares de todo el grupo de visita de la Ruta del Vino Somontano.
El Hostal Restaurante Pirineos se encuentra en Barbastro, se trata del restaurante más antiguo de la ciudad en el que han trabajado tres generaciones de profesionales de la cocina. Su especialidad es la cocina tradicional, tanto, que incluso preparan recetas muy antiguas y características de la zona desde hace generaciones.
Utilizan como base los productos naturales que brinda la región, pero lo tradicional no está reñido con la cocina creativa de autor y también se disfruta de este tipo de cocina. El chef Melchor Muñoz y su equipo de cocina nos sorprendieron gratamente con un menú degustación que maridamos con distintos vinos de Bodega Pirineos, fue muy completo en raciones, muy bien ejecutado, todos los comensales nos sentimos muy satisfechos. Os lo mostramos a continuación.
Después de disfrutar con un pequeño aperitivo compuesto por unas delicadas Croquetas de bacalao, unos Crujientes de sobrasada con sésamo y unos Canapés de virutas de Jamón de Teruel, nos sirvieron el primer plato. Una Sopa de patatas fusionada con bacon, aceites de trufa y pimentón que nos encantó, los sabores se conjugaban bien, el secreto era la correcta proporción de cada ingrediente y una temperatura adecuada.
Continuamos con un pescado, Lomo de corvina al horno con muselina de ceps y escarola de Barbastro, acompañaban a este plato un puré de brócoli y un puré de zanahoria con jengibre. La corvina resultó jugosa y muy sabrosa, bien acompañada de los purés, la muselina exquisita.
No sabemos por qué pero los platos de carne siempre iluminaban los rostros de los comensales, en este caso la estrella fue una Espalda de cordero guisada con verduras de la huerta del Vero. Nuevamente los productos de la tierra hacían acto de presencia, no era un plato complicado, pero en muchas ocasiones es la sencillez la que brinda mayor sabor, la textura y melosidad de la carne, brillante.
Para terminar con este agradable menú, nada mejor que disfrutar de un Pastel de Biarritz del que ya os hemos hablado, junto a un Sorbete de limón, un Ravioli de chocolate fondant y una provocativa gelatina de violetas. La combinación de texturas y sabores de cada pequeño goloso bocado, nos dejó muy buen sabor de boca.
Realmente fue muy agradable, la atención prodigada por los responsables de Bodega Pirineos y por el chef Melchor Muñoz y su equipo, fue digna de alabar. Si pasáis por Barbastro, no dejéis de visitarles, os aseguramos que os sorprenderán.