El hinojo (Foeniculum vulgare) es uno de los reyes silvestres de origen Mediterráneo de la familia de las Umbelíferas. Del hinojo podemos disfrutar todas sus partes, el bulbo, las hojas, el tallo tierno y las semillas.
Hay que reconocer que el hinojo dulce ha estado a nuestro alcance de forma silvestre y se le ha dado poca importancia, es mucho más cómodo hacerse con él en una bandeja en la sección de refrigerados del supermercado, aunque hay regiones en las que ni se aprecia a la considerada hortaliza, a pesar de que ofrece, además de cualidades aromáticas y gustativas, buenos valores nutritivos.
El hinojo posee un alto contenido en anetol, sobre todo en las semillas, éstas se incluyen a menudo en guisos grasos y legumbres para facilitar su digestión. También son muy utilizadas en la repostería, en la elaboración de encurtidos, salsas e infinidad de guisos.
Como todas las verduras y hortalizas, el hinojo proporciona un valor energético bajo, pero es rico en hidratos de carbono y fibra. No destaca por su aporte vitamínico frente a otros vegetales, pero ofrece vitamina B3, ácido fólico y provitamina A, además de minerales, siendo el potasio el más presente y con diferencia. También destacan sus propiedades medicinales, tanto de uso interno como externo.
Disfrutar del hinojo es muy fácil, ahora que tanto apetecen las recetas de ensaladas, resulta exquisito añadir hinojo dulce que nos proporcionará una textura crujiente y refrescante, un sabor dulzón y anisado. Puedes incluir los bulbos tiernos y las vainas blancas.
También se puede consumir cocido al vapor o como parte de los ingredientes de cualquier guiso, te recomendamos probar, por ejemplo, el arroz con gambas al hinojo, el Bacalao con sopa cremosa de hinojo o el Lomo al horno con hinojo y naranja. Y desde luego, que lo incluyas en batidos o zumos de vegetales y frutas.
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