El chef Heston Blumental ha introducido una serie de normas que afectan a los comensales que quieren hacer fotografías de los platos que comen en sus restaurantes. No se trata de una prohibición, sino de unas reglas con las que pretende garantizar que no se molestará al resto de comensales que quieren disfrutar de una experiencia única, ni al trabajo del personal, servicio, cocina, etc.
Las nuevas normas indican que se pueden tomar fotografías siempre y cuando no afecte a la experiencia general del comedor, no se podrá utilizar flash y tampoco moverse alrededor de la mesa para encontrar un buen ángulo para tomar las fotos. Tampoco se podrán utilizar trípodes u otro material fotográfico que puedan entorpecer el servicio. Como sabemos, las fotografías se han convertido en algo molesto para algunos chefs, algunos han adoptado normas concretas con las que pretenden satisfacer a todos los comensales, otros han decidido simplemente prohibir tomar fotos de sus platos.
Algunos chefs optaron por permitir las fotografías fuera del comedor, es decir, llevan a los comensales que quieren hacer fotos a la cocina y allí pueden tomar las instantáneas de los platos que van a degustar, de este modo garantizan la tranquilidad y el disfrute del menú por parte del resto de comensales. Otros directamente han prohibido tomar fotos de sus platos para compartir en las redes sociales argumentando que es algo que atenta contra la propiedad intelectual, facilitando que otros cocineros puedan copiar sus platos. También hay quien argumenta que las fotos son de mala calidad y no reflejan la belleza del plato, algo que juega en contra de su trabajo.
Ahora recordamos este estudio llevado a cabo en un restaurante neoyorquino, en el que se aseguraba que el uso que hacían los clientes del teléfono móvil ralentizaba el servicio del restaurante, lo que se traducía en pérdidas económicas. En este estudio se analizaron los tiempos para acomodar a los comensales, ofrecer la carta, tomar nota de los platos, el servicio de la comida e incluso el tiempo empleado en pagar la cuenta. Con esta investigación se pretendía mostrar que ya no se trata sólo del hecho de tomar fotografías, los clientes estaban demasiado pendientes de sus dispositivos móviles.
También encontramos una política favorable con las fotografías, podemos poner como ejemplo los restaurantes estadounidenses que han visto un enorme potencial en Instagram y los promueven, ya que los comensales con sus fotos se convierten en embajadores del establecimiento. Los cocineros aprovechan la difusión y utilizan el mismo hashtag informando a todo aquel que consulta ofertas o promociones de los menús, comparten fotografías de la rutina diaria en las cocinas, qué materias primas utilizan ese día, cómo se preparan los alimentos, cómo presentan los platos, etc.
Muchos cocineros están totalmente a favor de que su trabajo pueda ser compartido en las redes sociales, ya que es una vía de promoción que les puede ayudar a seguir creciendo y puede ser un gancho para atraer a nuevos clientes. En definitiva, hay todo tipo de opiniones sobre el tema y cada cocinero actúa según su criterio y convicciones.
Por su parte, Heston Blumental ha adoptado una política intermedia en sus establecimientos, según lo que explican en este artículo del periódico digital The Telegraph, sí se puede utilizar el flash, pero sólo el de los teléfonos inteligentes para que se puedan compartir en las redes sociales con sus amigos y familiares. En definitiva, los afectados son los que acuden con cámaras fotográficas, estos comensales son los que deberán respetar las nuevas normas para hacer fotografías en Dinner, The Fat Duk…
Como curiosidad, merece la pena destacar que en el caso del traslado temporal de The Fat Duck a Australia, el nuevo Dinner by Heston Blumenthal afincado en Melbourne, el chef puso en marcha un plan para intentar reducir el uso de las cámaras fotográficas. Lanzó su propia cuenta de Instagram con decenas de fotografías de sus platos, con la esperanza de que los clientes australianos dejaran las cámaras en su casa y se centrarán en la experiencia gastronómica.
Sería interesante saber si tienen mayor afluencia de clientes aquellos restaurantes de prestigio que permiten tomar fotografías, si los establecimientos que no lo permiten han sufrido una reducción del servicio (aunque sea mínima), conocer cómo influyen las fotografías en el índice de popularidad de los chefs y sus restaurantes, etc.
Foto | Brigham Young University