Hâtelet es un término francés, y de él procede el término inglés Attelet. No hay traducción al español, pero conociendo de qué se trata, podríamos decir que en nuestra lengua se podría denominar ‘pincho’. No obstante, se cree que la voz francesa proviene de la palabra latina Asta, haciendo alusión a una lanza o al palo en el que se pone una bandera en el extremo o en el centro.
Parece que fue en el siglo XVIII cuando apareció hâtelet como diminutivo de hâte (en relación a la brocheta para asar), por lo que se podría traducir como pequeña brocheta. Pero un hâtelet o attelet describe un pincho o brocheta muy particular, si conocéis un término en español que lo describa con una sola palabra nos gustaría que lo compartierais para ampliar el diccionario culinario.
Hasta el momento reconocemos la denominación de este accesorio para el servicio y presentación de alimentos con su voz francesa, como sucede con muchos términos gastronómicos. ¿Qué características tiene un hâtelet?, pues se trata de una pequeña brocheta fina de metal, originalmente de oro, plata o chapado, con un extremo punzante y en el otro un motivo decorativo, normalmente evocando la caza, la pesca o un escudo.
Lo cierto es que el hàtelet original ha pasado a la historia. Se utilizaba casi más para adornar que por funcionalidad, ensartado en guarniciones para sostenerlas en un alimento más grande, por ejemplo, para mantener un tomatito sobre una pieza de pescado, una cresta de gallo sobre una pieza de carne, etc.
Hoy en día no se realizan este tipo de presentaciones, aunque si se utilizan pequeñas brochetas o pinchos, pero más al estilo del Pique fruit o palillo de cóctel, principalmente fabricados con material desechable, como el plástico o el bambú. Sobran explicaciones al respecto, ya sabéis que normalmente se utilizan para la degustación de pinchos y esporádicamente podemos encontrarlos en restaurantes, quizá en aperitivos y en menos ocasiones, en alguna guarnición porque necesita que se mantenga firme, no sujeta a un alimento de mayor tamaño para decorarlo, para lo que este accesorio nació.
Foto | Andrew Hayes Watkins