Al final no pudo ser, a pesar de los esfuerzos que se han realizado ya se puede decir adiós a la I-522, reglamentación similar a la presentada en la Proposición 37 de California. Cuando se presentó la campaña a primeros de año, las encuestas mostraban que más del 90% de los consumidores querían saber si sus alimentos se habían producido mediante ingeniería genética o si se consideraban alimentos tradicionales. A medida que fue pasando el tiempo la balanza se inclinaba hacia la posición del no, en ello tuvo mucho que ver la campaña y los fondos aportados por varias compañías y empresas del mundo de la alimentación que no querían etiquetar los alimentos modificados genéticamente, al respecto os recomendamos retomar la lectura del post Donaciones contra el etiquetado transgénico propuesto en la Iniciativa 522.
La votación se realizó el pasado 5 de noviembre y quienes estaban a favor del etiquetado no las tenían todas consigo, las últimas encuestas reflejaban un cambio significativo en la opinión de los consumidores. Del más del 90% inicial favorable a etiquetar este tipo de alimentos, se pasó a un 66% en el mes de septiembre, en octubre se acortaron de nuevo diferencias y sólo un 46% de los consumidores estaban a favor, frente a un 42% que estaban en contra, el resto eran indecisos, y todas las campañas se han esforzado por captar la atención de estas personas. Finalmente ha ganado el no al etiquetado transgénico en Washington, ha sido por muy poco, sólo 95.000 votos, pero suficientes para inclinar la balanza. Los partidarios del sí aseguran estar satisfechos ya que casi la mitad de los 2 millones de votantes quieren que se etiqueten los alimentos modificados genéticamente.
Lo cierto es que durante las últimas semanas se intensificaron las campañas, cada bando buscaba ganar a toda costa, los votos que pudieran darle la victoria, la industria alimentaria insuflaba nuevos fondos y llevada a cabo diferentes acciones para convencer de lo negativo que resultaría aprobar la Iniciativa 522. Por su parte, quienes estaban a favor hacían lo propio y buscaban todo tipo de apoyos, incluso se solicitó a los bloggers estadounidenses que apoyaran el etiquetado de los alimentos transgénicos. Basta con decir que estas campañas a favor y en contra han sido las más caras que se han llevado a cabo en la historia de este Estado norteamericano. Parece ser que no se han escatimado medios por parte de quienes apoyaban el no, el respaldo económico de empresas como PepsiCo, BASF, Bayer Cropscience, Dow Agrosciences, Nestlé, Coca Cola, Conagra, Syngenta, Kellogg, etc., parece haber sido determinante.
En The Olimpian podemos leer que se ha realizado un bombardeo informativo a través de los medios de comunicación, quienes estaban en contra han utilizado periódicos y televisiones para intentar convencer de lo costosa que resultaría la medida para los consumidores, además de tacharla de engañosa y confusa. En relación a esto os recomendamos leer el post Etiquetar los alimentos transgénicos no supondría un incremento de precios, es la conclusión de un estudio independiente desarrollado por Jerry Greenfield, experto en marketing alimentario.
Sobre los argumentos de ser una medida fraudulenta y engañosa, los opositores citaron como ejemplo la malograda Proposición 37, recordemos que en este caso, las incoherencias de la reglamentación podían acabar con el uso del término «natural» en los alimentos. En el texto se recogía que un alimento procesado comprende aquellos productos obtenidos a partir de materias primas agrícolas que se han sometido a diferentes tratamientos, molienda, fermentación, congelación, cocción, enlatado, etc. Esto obligaría a que los alimentos, como pueden ser las almendras saladas o el puré de manzanas enlatado, no pudieran lucir en su etiqueta el término ‘natural’, a pesar de que no fueran alimentos modificados genéticamente. Argumentos similares y con una táctica similar a la empleada en California, se ha intentado convencer a los votantes para que se opongan a la Iniciativa 522.
Los grupos a favor del sí lograron recaudar casi 8 millones de dólares, la tercera parte de lo conseguido por el grupo en contra de la medida. Se podría decir que lo que ocurriera en Washington se veía como un presagio de lo que podría ocurrir en otros Estados donde también se ha solicitado que se incluya una reglamentación que identifique los alimentos modificados genéticamente. Quienes han promovido el derecho a saber de los alimentos no se sienten derrotados, aseguran que han tenido un gran respaldo y que ahora emplearán todas sus energías para lograr una victoria en los 24 Estados restantes en los que se ha solicitado el etiquetado transgénico. La verdad, optimismo no falta, parece una batalla de David contra Goliat, y de momento vemos quien gana.
La Asociación de Fabricantes de Alimentos (Grocery Manufacturers Association), que aglutina a muchas de las grandes compañías de alimentos y bebidas de Estados Unidos antes citadas, donó para la campaña en contra del etiquetado nada menos que 11 millones de dólares, hay que decir que destaca especialmente Monsanto, donó más de 5 millones de dólares, lo que muestra el especial interés que tenía la compañía para que la nueva reglamentación no saliera adelante. Hay más contribuciones, pero parece ser que se ha producido el mayor caso de ocultación de financiamiento de campañas en la historia del Estado de Washington y por ello se ha demandado a esta asociación.
En definitiva, por 95.000 votos ha ganado el NO a etiquetar los alimentos transgénicos y la Grocery Manufacturers Association lo celebra. Y para demostrar lo buenos que son, han declarado que van a proporcionar a los consumidores una amplia gama de alimentos seguros y asequibles, ¿no lo hacían antes? Declaran que los alimentos modificados genéticamente son seguros, buenos para el medio ambiente, favorecen la reducción del coste de los alimentos y además contribuyen a alimentar a la creciente población mundial, os recomendamos leer toda la declaración en www.theolympian.com, no tiene desperdicio.
A través de vote.wa.gov podréis conocer más detalles sobre la votación, el ‘no’ obtuvo 730.968 votos (52’95%) frente al ‘sí’, con 649.569 votos (47’05%). Quienes luchan por el derecho a saber de los alimentos aseguran que es sólo una batalla, todavía queda mucho por hacer, como hemos indicado, van a centrar sus esfuerzos en otros Estados.