Cada vez se hace más habitual en los restaurantes de alta cocina que los comensales no sólo disfruten de una comida excepcional, también que pasen un buen rato, se diviertan, es lo que se pretende en Alinea (Chicago), el restaurante principal de Grant Achatz, con el Globo de helio comestible.
La seriedad y el servicio exclusivamente formal está dando paso a una atención a los comensales más personal y cercana, creando situaciones con las que se pretende hacer sonreír, siempre que éste se preste a ello. Los trampantojos (trampa ante el ojo), platos que engañan visualmente al comensal porque su apariencia no corresponde a lo que se espera saborear, pudieran ser los que han dado pie a continuar con la provocación de situaciones más divertidas.
Recordemos por ejemplo los trampantojos que nos mostró Andoni Luis Aduriz en Madrid Fusión 2012, y situaciones más socarronas (en el buen sentido) como las que ofrece Dani García en Calima, nos lo explicaba en Andalucía Sabor 2011: prepara unas croquetas con la misma técnica de los tomates, la finalidad es conseguir el rebozado de una croqueta y su forma, pero con el interior vacío. El camarero sirve la croqueta a los comensales disculpándose, diciendo que se le ha roto la croqueta, pero se la sirve para que la coman. Los comensales se miran, extrañados, indignados, sorprendidos… pero la mayoría se come la croqueta rota, es entonces cuando regresa el camarero a la mesa y levanta el plato explicando: “Ya hemos encontrado el relleno de la croqueta, está debajo del plato”.
Grant Achatz no deja de sorprendernos, lo último que hemos conocido ha sido este Globo de helio comestible que sirve en el restaurante Alinea (mientras en Next, recordemos que está ofreciendo un menú en homenaje a elBulli). En el vídeo que podéis ver sobre estas líneas, podemos hacernos una idea de la diversión que quieren provocar en el comensal. Obviamente el Globo comestible no es un plato ‘comestible’ propiamente dicho, pues de lo que se trata es de aspirar el helio y cantar, sí, cantar.
Podemos ver cómo sirven un globo comestible que se sostiene con un peso y una cuerda (de manzana deshidratada). El camarero explica cómo debe tomarse el ‘plato’, acercar los labios para romperlo con la lengua y absorber. Ya conocemos el resultado en cuanto el comensal empiece a hablar o a cantar, se crea una situación cómica que se disfrutará de gran manera si se experimenta con los amigos.