Investigadores del ARS (Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos) han dado a conocer la conclusión del análisis de la genética de la uva, como sabemos, gracias a la identificación de los marcadores genéticos se pueden desarrollar nuevas variedades de uvas que expresen características interesantes, resistencia a las enfermedades, mejores cualidades organolépticas, resistencia a los cambios medio ambientales, etc. Los investigadores pretendían además determinar la diversidad genética y sus similitudes, como sabemos, se conoce un amplio abanico de variedades de uva.
Pero al parecer, no existen tantas variedades de uva como parece, según la investigación genética, la falta de cruces de variedades en comparación con otros tipos de cultivo, ha hecho que las variedades de esta fruta sean más susceptibles a las plagas y patógenos. El análisis del mapa genético de la uva muestra que cuando una cepa sufría una mutación y ofrecía unas características determinadas, ya sea un cambio del color del grano, su tamaño, etc, los agricultores cultivaban la nueva variedad mutante creyendo que era totalmente distinta a la original, dándole un nuevo nombre. El estudio muestra que en materia genética apenas hay diferencias entre las variedades que surgieron fruto de una mutación y las variedades originarias, hasta el punto de que no se pueden distinguir genéticamente.
La genética de la uva muestra una gran variedad de clones, mismos frutos aunque en apariencia distintos, genéticamente casi idénticos. Teniendo en cuenta que existen más de 10.000 nombres de variedades diferentes de uva, posiblemente este número se podría reducir. Un aspecto interesante del estudio es que se pone al descubierto el gran potencial de la genética o genoma de la uva, un alimento que fue domesticado hace sólo unos 8.000 años y que encierra un enorme potencial para desarrollar nuevas variedades con las características deseadas.
Los especialistas del ARS utilizaron herramientas genéticas como las sondas genéticas con las que examinaron los patrones de variación de ADN o polimorfismos de nucleótido único, es decir, determinar los cambios de un único nucleótido, un monómero de los ácidos nucleicos, ADN (ácido desoxirribonucleico) y ARN (ácido ribonucleico) en el contexto de la secuencia genética. El nucleótido único se encuentra presente y de forma heterogénea por todo el genoma de la uva. La misma técnica se ha empleado para analizar el genoma del arroz, el genoma del trigo, el genoma de la vaca o el genoma del maíz entre otros.
Gracias a la utilización del denominado microarreglo de ADN (las sondas citadas anteriormente), los especialistas han podido desarrollar un gráfico en el que se delata el parentesco genético existente entre muchas variedades de uva. El trabajo del ARS se puede considerar complementario al realizado por La Fundación Genoma España bajo el nombre Grapegen y con el que se puso al descubierto el genoma de la uva identificando los marcadores genéticos que guardan relación con la calidad, la producción o los factores medioambientales.
Puedes conocer más detalles sobre la investigación sobre la genética de la uva a través de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
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