Cualquier gastrónomo que se precie, está dispuesto a probar todos aquellos productos o platos que se presenten durante un viaje de turismo gastronómico. Aunque este es un principio difícil de cumplir ante los variados platos que nos podemos encontrar. En el blog Libro de Notas encontramos un curioso artículo en el que nos muestran diferentes platos difíciles de digerir, aunque claro, todo dependerá de la predisposición, la falta de escrúpulos y las ganas de conocer la gastronomía exótica.
Una Cabeza de Oveja a la brasa que se prepara en Marruecos es considerada un plato algo desagradable, aunque hay que decir que en España este plato se consume y quien lo disfruta afirma que es una verdadera exquisitez degustar los sesos, alimento enmarcado en la casquería. El siguiente plato que nos muestran es un Balut, plato vietnamita en el que se ofrece un huevo que contiene un embrión de pollo semidesarrollado. Apenas queda yema o clara y el manjar es precisamente el embrión, quizás seamos algo escrupulosos, personalmente no lo probaríamos. Al parecer, esta «delicia» gastronómica se puede encontrar en algún restaurante estadounidense o europeo.
Un plato típico mexicano, los Escamoles, larvas de hormigas consideradas como el caviar, según indica el autor del post, poseen un sabor similar al de las nueces y algo lechoso. Las larvas son obtenidas de las raíces del famoso agave, planta con la que se elabora el tequila, recordemos que existen otras variedades de larvas y hormigas peculiares de la gastronomía mexicana, como son las hormigas de miel.
Otro plato mexicano interesante es el Huitlacoche, granos de maíz enfermos por la acción de unos hongos que se utilizan en varias preparaciones y se dice que ofrece un sabor excepcional similar a los champiñones, aunque a juzgar por la foto, cualquier comensal creería que está comiendo un producto en mal estado en una fase de descomposición.
El siguiente platillo prohibitivo para la mayoría de los comensales es un queso denominado Casu Mazu que se elabora con leche de cabra y que en principio, se utiliza la misma técnica con la que hace un queso tradicional. La particularidad de este queso radica en que una vez amasado, se deja a la intemperie para que las moscas accedan a él y depositen sus huevos. Los huevos eclosionarán y darán lugar a unas pequeñas larvas que serán responsables de que el queso madure, una vez las larvas adquieran las características apropiadas, un poco más grandes y de color marrón, el queso está en su punto para ser degustado, con larvas incluidas.
Seguimos nuestro recorrido con otro plato italiano, el denominado Sanguinaccio, un budín de carne cuya materia prima se ha obtenido cortándole el pescuezo a un bovino. La sangre se cuece a fuego lento removiendo continuamente para evitar los coágulos. El budín debe ser muy fresco y desde que se obtiene la sangre hasta que se degusta en la mesa, no han de pasar 24 horas. Quizás este plato no nos parezca tan revulsivo, de hecho en España se utiliza la sangre de cerdo para una infinidad de preparaciones incluida una similar al Sanguinaccio.
De Italia pasamos a los platos andinos, uno muy popular es el Cuy también denominado conejillo de Indias. El cuy es originario de la zona andina de Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador y es un alimento muy apreciado que ha contribuido a la seguridad alimentaria de la población con pocos recursos. A pesar de que últimamente se ha dudado de la higiene alimentaria de este animal, se considera una buena fuente de nutrición, con un 21% de proteínas y pocas grasas, un 8%. Es un roedor del que se aprovecha todo, como del cerdo.
En fin, es difícil despreciar estos platillos sólo por su aspecto y sin haberlos probado, en muchas ocasiones el sabor nada tiene que ver con la apariencia. Sería interesante que si alguno de nuestros lectores ha probado alguna de estas exquisiteces, compartiera con nosotros su impresión y su parecer sobre ellas.