Desde siempre hemos querido transmitiros la importancia de consumir legumbres varias veces a la semana y del valor que tienen las legumbres españolas por varias razones, entre ellas, por la calidad y por preservar el tejido agroindustrial de nuestro país. Y es una cuestión necesaria que os invitamos a replicar porque, sorprendentemente (hace años que nos consta, pero no deja de parecernos inaudito), es mucho más difícil encontrar legumbres españolas en los supermercados que las que se producen en otros países, como Estados Unidos.
Nosotros hace muchos años que nos negamos a comprar garbanzos, lentejas o alubias que no se hayan producido en España (salvo alguna excepción), tanto si las compramos secas como si son en conserva, ya cocidas. Y no sólo eso, también nos gusta elegir la variedad de cada legumbre según lo que queramos cocinar, especialmente con los garbanzos, porque nos gustan con piel fina y cremosos o mantecosos, y normalmente los de pequeño tamaño, como el garbanzo Pedrosillano, del que os hablamos en este post.
Y hoy queremos poner en valor otra variedad de garbanzo que se cultiva en León, es el Garbanzo Pico Pardal, que también se caracteriza por tener un tamaño pequeño si se compara con otras variedades de esta legumbre. Cabe señalar que ni el Pedrosillano ni el Pico Pardal cuentan, de momento, con la marca de calidad alimentaria I.G.P. (Indicación Geográfica Protegida) como sí la tienen los Garbanzos de Fuentesaúco o los Garbanzos de Escacena, pero eso no les resta calidad.
El Garbanzo Pico Pardal es autóctono de León, tradicionalmente cultivado en la comarca de la Maragatería y, por lo tanto, el ingrediente estrella del cocido maragato, junto a varios tipos de carne como el morcillo, el lacón, el chorizo, el tocino blanco, la oreja de cerdo, etc. Este cocido se sirve en tres vuelcos, pero tiene la particularidad de que se come al revés, primero las carnes y el relleno, luego los garbanzos y por último la sopa de fideos.
Es fácil deducir a qué se debe el nombre de Pico Pardal que recibe este garbanzo, y es que (como todos los garbanzos) es más o menos esférico y tiene un pico característico, quizá destaca un poco más por su pequeño tamaño. El garbanzo leonés se caracteriza porque cuece muy bien y absorbe mucho los sabores de los ingredientes con los que se cocina, queda muy tierno, tiene una piel fina, es mantecoso y tiene un sabor muy rico. Si lo habéis probado, lo sabréis y en caso contrario, os recomendamos que lo busquéis para cocinarlo, os va a encantar.
Como curiosidad, os vamos a contar que en torno a este garbanzo leonés hay una historia que podemos resumir en unas líneas. Resulta que en el año 1998, una empresa local de legumbres (Luengo) registró la marca Pico Pardal para explotarla comercialmente, con ello consiguió impedir que el resto de productores de legumbres de la zona utilizaran el nombre de Pico Pardal durante años. Pero se creo la Promotora Pro Garbanzo ‘Pico Pardal’ y demandó a la mencionada empresa, presentando más de una veintena de documentos que avalaban que el garbanzo Pico Pardal era originario de Valdeviejas, Pedralba y Quintanilla de Somoza, y que la denominación Pico Pardal era una expresión muy utilizada por los mayores de la zona de Astorga y La Bañeza.
La Promotora consiguió que el Juzgado Mercantil de Burgos fallara a su favor, declaró nula la marca ‘Pico Pardal’ registrada por Luengo, e inició una serie de iniciativas con el objetivo de preservar el patrimonio biológico que representa el garbanzo Pico Pardal, ponerlo en valor y conseguir una marca de garantía alimentaria que lo proteja, como la Indicación Geográfica Protegida. Pero debemos decir que hemos estado consultando sus plataformas de comunicación online y en este último año no se han movido nada, y también queremos añadir que hay voces que aseguran que no hay una variedad de garbanzos que sea propia de la zona de la Maragatería, aunque reconocen que sí poseen unas características morfológicas determinadas.
En cualquier caso, dado que de momento no hay un sello de garantía o de calidad del garbanzo Pico Pardal que proteja su área de producción, características, uniformidad fisiológica… si queremos comprar el garbanzo Pico Pardal y disfrutar de su mantecosidad y suavidad en boca (tras una cocción más breve que la de otros garbanzos) será imprescindible, al menos, leer en el etiquetado que sea legumbre cultivada en la comarca de la Maragatería.