Las galletas de barro son uno de los pocos sustentos con los que cuenta un buen número de habitantes de Haití, especialmente para los que se encuentran en una situación más desfavorecida. Haití es uno de los países más pobres del continente americano, aunque esta lacra la arrastra desde hace años.
La subida del precio de los alimentos y de los combustibles se ha cebado especialmente con este país, incluso las galletas de barro con las que se sustentaban y que constaban unos 5 centavos, ahora han incrementado su valor y cuestan alrededor de un dólar y medio (1,20 euros). Es lamentable saber que el valor nutricional de estas galletas es prácticamente cero, las galletas sustituyen a los demás alimentos, la carencia económica les obliga a depender de ellas, ya que son mucho más baratas que una simple taza de arroz.
Las mujeres se encargan de preparar la masa de las galletas elaborada a base de tierra, sal y mantequilla vegetal en una especie de moldes que colocan al sol durante varias horas, después las recogen y las venden en los mercados. El producto es muy solicitado, son muchos los habitantes que no pueden adquirir ningún otro alimento. Resulta perverso e irónico saber que incluso las galletas de barro se hayan subido al carro del aumento de precio de los alimentos, verdaderamente es lamentable pagar por comer barro con el propósito de poder engañar al hambre.
Son muchos los peligros que se encierran en las galletas de barro, bacterias y microorganismos, sustancias químicas, toxinas, un conjunto de peligros que se añaden a los efectos del barro en el organismo y que, aunque calman momentáneamente el hambre, aceleran un desenlace fatal.
La FAO (organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) acaba de anunciar que se va a proceder a distribuir entre los agricultores más necesitados de Haití un total de 600 toneladas de distintas semillas y herramientas de trabajo para que se reduzca el sobrepeso que recae sobre la población como consecuencia del aumento del precio de los alimentos y el petróleo.
Lamentablemente las galletas de barro se comercializan desde hace años y hasta la fecha, poco se ha hecho por cambiar la situación. La ayuda que ahora ofrece la FAO debería contribuir a un cambio, algo que dudamos seriamente. Se calcula que la ayuda contribuirá a mejorar la alimentación de unas 70.000 familias, es decir 8,6 kilos aproximadamente de semillas por persona, que cada uno juzgue si se trata de una ayuda efectiva.
Mientras esperan a que las semillas germinen, ¿continuarán comiendo galletas de barro?, posiblemente. La FAO pide más donaciones, ya que prevé que serán necesarios, según esta organización, unos 64 millones de dólares para ayudar a unas 500.000 familias durante las tres próximas temporadas de siembra. Los biocombustibles, el aumento del precio del petróleo y de los alimentos, la especulación y la falta de conciencia, permiten situaciones como esta, no sólo en Haití, también en otros países del mundo.