La galanga es una especia de la familia de las Zingiberáceas, como el jengibre, es un rizoma muy aromático y también picante que tiene su origen en Asia, se cultiva en China, Tailandia, Malasia, Indonesia…
Hay cuatro plantas conocidas de la galanga o galangal, la galanga mayor o Alpinia galanga (a veces denominado jengibre tailandés), la galanga menor o Alpinia officinarum, la Kaempferia galanga y la Boesenbergia pandurata, siendo la más apreciada la galanga mayor.
Su aspecto es similar el del jengibre, pero con tonos más rojizos, igualmente aromático pero con matices resinosos, con sabor a pino, eucalipto, clavo pero con menos cítrico, por lo que es habitual combinarlo con lemon grass o hierba limón. En ocasiones se utilizan también las hojas y las semillas de la galanga para cocinar, dicen de las semillas que podrían sustituir al cardamomo.
Este rizoma lo podemos encontrar igual que el jengibre, fresco y en polvo, siendo la galanga fresca mucho más profunda en aroma y sabor y la seca algo más picante. Posiblemente también hayas visto la galanga rebanada y deshidratada que recupera parte de sus cualidades organolépticas de cuando es fresca poniéndola en remojo en agua tibia.
La galanga fresca se utiliza retirando la fina capa exterior y cortándola en rodajas, picándola pequeña o machacándola en el mortero, se puede cocinar e incluir en los platos en crudo. La galanga en polvo también puede incluirse en cualquier tipo de guisos y forma parte de algunas mezclas de especias, como la mezcla de cinco especias chinas, se incluye en las elaboraciones de curry y en general, en una gran parte de platos de la cocina tailandesa. También es un ingrediente utilizado en algunas bebidas como el chartreuse, bitters, refrescos y un licor ruso llamado nastoika.
Además de su uso culinario, la galanga también se ha utilizado en la medicina natural, se le otorgan propiedades antisépticas, digestivas e incluso afirman que si se mastica, reduce los dolores dentales.
Foto | Clayirving