Es un buen momento para conocer qué es el Fromage fort, aunque deduciréis que para nosotros cualquier momento es bueno para una elaboración con queso, pues es a lo que se refiere este nombre de origen francés que podríamos traducir como Queso fuerte. El Fromage fort es una elaboración que tradicionalmente se ha realizado con restos de queso, ¿recordáis que hace un tiempo os dimos algunas ideas para consumir restos de queso?, pues aquí tenéis una más que seguramente os va a gustar.
Leemos en el Larousse Gastronomique que el Fromage fort es una especialidad del Beaujolais, del Lyonnais, de las Cévennes, del Franco Condado, de Saboya y del Delfinado, aunque también se halla en Provenza o en la Baja Normandía, y que generalmente es de elaboración familiar. Al parecer, hay distintas formas de prepararlo según los departamentos o regiones francesas, los ingredientes con los que se combina, el tiempo de curación…
Y es que el Fromage fort, además de queso incluye entre sus ingredientes vino, caldo, puerros, mantequilla o aceite, hierbas aromáticas… todo ello se deja reposar varios días o incluso semanas, hasta que el queso se vuelve fuerte, incluso algo picante.
Pueden utilizarse todo tipo de quesos, generalmente se hace con quesos secos y bien afinados, los que son muy fuertes o con sabores muy intensos, como el queso azul, se incorporan de forma comedida. Para preparar el Fromage fort se ralla o tritura el queso y se pone a macerar con caldo, vino blanco, aguardiente, ajo, cebolla, puerro, chalotas, cebollino, pimienta, hierbas aromáticas (orégano, salvia, mejorana, tomillo, perejil…).
La pasta obtenida al mezclar los quesos con el resto de ingredientes, se pone en un tarro de gres bien tapado y se deja madurar en el frigorífico, el tiempo depende de la elaboración y los gustos, pues a medida que pasan los días se vuelve más fuerte. Aunque también se puede servir inmediatamente después de haberlo preparado.
La forma de consumir el Fromage fort es untado sobre tostadas o galletas saladas, también se puede servir con crudités o como guarnición de algún plato, aunque hay que recordar retirarlo del frigorífico un rato antes para que se atempere y su degustación sea más satisfactoria, pudiendo disfrutar de los distintos matices de sabor.
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