A la hora de comprar unas buenas anchoas, la mayoría de los consumidores tiene como referencia de calidad las anchoas del Cantábrico, es algo incuestionable. Sin embargo, la leyenda “del Cantábrico” no quiere decir que las anchoas tengan esa procedencia, se pueden haber capturado en cualquier otro lugar, por ejemplo, en el Mar Mediterráneo o en el Océano Atlántico.
Se podría decir que se trata de un fraude legalizado con las anchoas del Cantábrico, ya que no existe ninguna normativa que prohíba que en el envase de unos filetes de anchoa se pueda leer “del Cantábrico”, aunque el pescado haya sido capturado en las costas de Marruecos (Mar mediterráneo) si posteriormente ha sido procesado por una conservera española. El único requisito exigido es que la anchoa sea de la especie Engraulis encrasicolus, única especie que se puede promocionar y comercializar bajo la designación “del Cantábrico”.
Lógicamente, las conserveras que utilizan Engraulis encrasicolus que no se ha pescado en el Cantábrico, utilizan la mencionada leyenda haciendo creer que se trata de un producto obtenido en las aguas del mar Cantábrico, pues saben que las anchoas del Cantábrico son reconocidas y valoradas. Se daría carpetazo a este problema si la anchoa del Cantábrico contara con IGP (Indicación Geográfica Protegida), como alternativa se puede optar por los sellos de calidad de las comunidades autónomas como, por ejemplo, Cantabria y País Vasco.
Aún así, hay que diferenciar entre sellos, por ejemplo, en el caso del distintivo anchoa del Cantábrico del País Vasco, se exige que la especie sea Engraulis encrasicolus, y que esta se haya capturado en la zona habitual de pesca de la flota artesanal vasca de bajura, en la zona FAO 27 y concretamente en la región 8c (ver aquí localización). Las zonas de pesca FAO son una clasificación creada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura que divide mares y océanos del planeta en sectores pesqueros, teniendo en total 19 zonas establecidas que, a su vez, se dividen en áreas. Además de estos dos requisitos, se debe cumplir un tercero, que las conservas se hayan elaborado al 100% en el País Vasco, con todos estos requisitos podemos tener la confianza de que una conserva etiquetada como anchoa del Cantábrico del País Vasco, contiene un producto de calidad capturado en el Cantábrico.
En el caso de la de la leyenda anchoa de Calidad Controlada de Cantabria, se exige que la especie sea Engraulis encrasicolus y que todo el proceso para la elaboración de la conserva se haya realizado por una conservera que esté ubicada en esta comunidad. Sin embargo, la zona de procedencia del pescado no es tan concreta como la del País vasco, además del Cantábrico, comprende el Atlántico Noreste (FAO 27), el Mar Mediterráneo (FAO 37) y el Atlántico Centro-Este (FAO 34). Según la información de la OCU, esto quiere decir que una conservera cántabra puede utilizar Engraulis encrasicolus procedente de las costas de Marruecos, siendo perfectamente legal. Quizá sería cuestión de cambiar la reglamentación especificando que las anchoas deben proceder exclusivamente de la región cantábrica que correspondiera.
El consumidor que quiere comprar anchoas del Cantábrico, lo tiene algo difícil, podríamos guiarnos por la especie (Engraulis encrasicolus) en la lista de ingredientes, pero aún así, esto puede ser algo complicado porque no existe normativa que obligue a especificar el nombre científico de la anchoa en el etiquetado. Si compramos anchoas del Cantábrico, esta descriptiva encarece el producto, pero si no es un producto que procede del mar Cantábrico, estaremos pagando un sobrecoste injustificado. A la vista de esta información, la única etiqueta que parece dar más garantías es la del País Vasco.
Como explica aquí la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), cuando vamos a la pescadería, en teoría los pescados en fresco incluyen información sobre la especie, ¿por qué no se hace lo mismo con el pescado que ha sido procesado, como las conservas, semiconservas o salazones? La OCU recuerda que existe una campaña #EatOriginal, de la que ya hablamos aquí en su momento, con la que se pide a la Comisión Europea que el consumidor pueda recibir información clara del lugar de origen de los alimentos a través del etiquetado, independientemente de si se trata de un producto fresco o procesado.
Por eso es interesante participar en este tipo de campañas exigiendo mayor transparencia en el etiquetado alimentario, si no participasteis en su momento, ahora podéis hacerlo, basta con acceder a la página web de la iniciativa y firmar.
Foto 1 | Fini Gonzalez
Foto 2 | Canapés de mozzarella, higo y anchoa