El sector apícola europeo se enfrenta a una crisis que amenaza su sostenibilidad, hablamos de la masiva importación de productos fraudulentos que están etiquetados como miel, pero que están adulterados con siropes y sucedáneos. Se trata de una situación que perjudica gravemente a los apicultores profesionales, a la biodiversidad y la confianza de los consumidores.
El problema es alarmante porque casi la mitad de la miel importada en Europa es fraudulenta, recordemos que un informe de la Comisión Europea realizado hace tres años apuntaba que el 46% de las mieles importadas en Europa eran fraudulentas. Si hablamos de España, esta cifra asciende al 51%, de hecho, el 85% de las empresas importadoras de miel han tenido al menos un caso detectado.
La mayor parte de estos productos falsificados procede de China y Turquía, donde se utilizan jarabes de azúcar de remolacha, trigo o arroz para abaratar costos, adulterar la miel y competir deslealmente en los mercados europeos, de ello hablábamos en el post sobre la aprobación de la norma para incluir el origen y porcentaje en el etiquetado de la miel. En el informe que apuntaba que casi un 50% de la miel que importa Europa podría ser falsa, se destacaban varias prácticas fraudulentas y una de ellas era como enmascaraban el origen geográfico de la miel, falsificando la información de su trazabilidad y eliminando el polen, elemento que podría esclarecer su origen real.
Estas prácticas han terminado desplazado a la miel auténtica de los lineales de los supermercados, afectando a los precios y la competitividad de los apicultores europeos. Por ello se ha puesto en marcha un frente común formado por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y apicultores de Francia y Portugal, solicitando una serie de demandas urgentes para poder abordar la problemática de la miel. Desde COAG se señala que no actuar ante esta situación, pone en riesgo la supervivencia de los apicultores y también la polinización, un servicio ecosistémico (proceso natural proporcionado por los ecosistemas que beneficia a los seres humanos) esencial para la biodiversidad y la agricultura.
Este frente común solicita que se refuercen los controles fronterizos y aumenten las inspecciones para detectar la miel adulterada antes de que llegue al mercado. Se pide prohibir la ultrafiltración, técnica que facilita el encubrimiento del origen real de la miel, y validar métodos de análisis avanzados utilizando tecnologías que permitan identificar fraudes de manera efectiva. Recordemos que actualmente existe una nueva prueba para detectar si la miel está adulterada sin abrir el tarro, mediante el uso de la espectroscopia Raman de desplazamiento espacial (SORS), técnica avanzada de análisis óptico, que permite la identificación de materiales mediante la recolección de señales espectroscópicas desde diferentes profundidades dentro de una muestra.
En respuesta a las demandas del sector y de los consumidores, el Parlamento Europeo aprobó el año pasado una normativa que establece nuevas reglas para el etiquetado de la miel, por lo que ahora será obligatorio indicar en la etiqueta el país o países de origen, así como los porcentajes de cada mezcla de miel, proporcionando claridad sobre su procedencia. Esta medida que termina con años de opacidad en el sector, es un paso hacia la transparencia y empodera a los consumidores para que puedan tomar decisiones informadas. Sin embargo, la coordinadora agraria apunta que la reglamentación debe contemplar sanciones más severas para los infractores y un aumento en la frecuencia de los controles y su calidad.
Es lamentable que en los últimos años se hayan batido records en las importaciones de miel de baja calidad en España, y en este sentido los consumidores podemos ejercer presión. COAG anima a los consumidores a apoyar al sector comprando la miel directamente a los apicultores locales o a través de canales cortos de comercialización, ya que de este modo habrá más garantías de comprar miel auténtica, fomentar la sostenibilidad y favorecer el empleo en las zonas rurales.
COAG ha publicado un listado actualizado de los apicultores españoles que venden miel de forma directa que podréis consultar a través de este enlace. Comprar miel auténtica, exigir transparencia y optar por productos locales son pasos necesarios para garantizar la sostenibilidad del sector apícola, la biodiversidad y la seguridad alimentaria en Europa.
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