Los casos de fraude en el aceite de oliva virgen extra de España se suceden, a principios de año, podíamos conocer una noticia a través de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en la que se aseguraba que Alcampo etiquetaba aceite de oliva refinado como aceite de oliva virgen extra, el centro de distribución alegó que se trataba de un error en el etiquetado y que el aceite fue retirado, pero La Junta de Andalucía abrió un expediente y propuso una sanción de 22.000 euros. Hace unas semanas saltaban a los medios de comunicación dos noticias de carácter internacional, se denunciaba el fraude del aceite de oliva en Estados Unidos y el fraude del aceite de oliva en Uruguay.
La calidad del aceite de oliva virgen español quedaba en entredicho, se hablaba de etiquetado erróneo, dudosa calidad o aceites de oliva virgen adulterados, en este caso estaríamos hablando de aceite lampante. Pues bien, ahora el fraude en el aceite de oliva virgen extra se destaca en nuestro país, la Junta de Andalucía ha destapado la gran estafa que se está realizando a los consumidores españoles, el hilo del que se ha tirado eran los precios tan reducidos que ofertaban algunas marcas de aceite.
En un principio y suponemos que guarda relación con la denuncia que realizó COAG, la Junta de Andalucía encargó la inspección del etiquetado de las botellas de aceite de oliva virgen extra que se comercializaban en 25 establecimientos de Jaén y en otros 25 de Córdoba, los resultados han confirmado las sospechas, no se puede vender un producto que en teoría presenta unas determinadas características y cualidades a un precio tan reducido.
El 50% de las inspecciones que se han realizado en Jaén ponen al descubierto el fraude, curiosamente es uno de los municipios de la comunidad autónoma de Andalucía que destaca por su gran producción de aceite. Diez muestras se vendían como aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad cuando en realidad eran de una calidad inferior, era en realidad aceite de oliva virgen, otras cuatro eran de una calidad aún más inferior, posiblemente aceite de oliva a secas. Será interesante recordar que la reglamentación clasifica al aceite de oliva virgen en tres categorías, aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva virgen y aceite de oliva lampante, le suceden el aceite de oliva refinado, el aceite de oliva, el aceite de orujo de oliva crudo y el aceite de orujo de oliva.
El aceite de oliva virgen extra presenta una acidez inferior al 0’8 %, se considera el mejor aceite y se obtiene a partir de aceitunas sanas en su punto óptimo de maduración, que se recogen y se procesan rápidamente para obtener el preciado oro verde. El segundo en la clasificación, el aceite de oliva virgen, es un aceite de gran calidad pero inferior al primero, su acidez no sobrepasa el 1%. Ambos pueden incluir en la etiqueta del envase la connotación virgen, ya que no se ha realizado ningún tipo de mezcla como ocurre con el aceite de oliva a secas, un aceite que contiene la mezcla de un aceite refinado y un aceite de oliva virgen en una proporción de 80/90% y 20/10% respectivamente.
En la inspección realizada se han tomado muestras de pequeños comercios, comercios especializados en la venta de aceite y grandes superficies, los expertos han analizado las características químicas y organolépticas de los aceites para determinar su correspondencia con la descriptiva del etiquetado. De momento ya conocemos unos resultados preliminares y nos hacen pensar que el fraude del aceite de oliva español podría tener mayores proporciones. Habrá que esperar a que finalicen las inspecciones para barajar cifras más concretas y poder abrir expedientes sancionadores a las empresas que hayan realizado fraudes, sin embargo, y tras leer en El País a que sanciones se pueden enfrentar, podemos deducir que las empresas (dependiendo de su volumen de facturación) no se asustarán ya que éstas oscilarán entre los 5.001 y 30.000 euros.
Ahora se habla de sorpresa por la magnitud de la estafa, ya que en los dos últimos años las inspecciones que se habían realizado arrojaban un 5% de casos de fraude en el aceite, ¿habrá tenido que ver algo la crisis económica en ello? Este tipo de noticias trascienden a otros países y enturbian la reputación y la calidad del aceite de oliva virgen extra español, además, hay que añadir que las reclamaciones de Estados Unidos y Uruguay adquieren mayor sentido y relevancia.
En la mencionada publicación (El País) también se habla de la normativa para que se ofrezca aceite de oliva en botellas con tapón irrellenable en bares y restaurantes, medida que servirá para que los consumidores identifiquen claramente el aceite que consumen, al menos el que se coloca sobre la mesa. Se deberían incrementar las sanciones significativamente a fin de evitar la estafa a toda costa, ¿qué son 22.000 euros para Alcampo o cualquier cadena de distribución teniendo en cuenta el volumen de facturación?, seguramente seguiremos hablando del tema cuando hayan concluido las inspecciones.