El tema de los fraudes y escándalos alimentarios en el Reino Unido se ha convertido en una tónica habitual, tras el escándalo de la carne de caballo se han ido destapando otros problemas relacionados con la alimentación. Hoy podemos saber que de nuevo se ha estado engañando al consumidor, aunque en este caso no afecta a la salud pública como podía ocurrir con el caso de la sustitución del comino por cáscaras de almendras y cacahuetes, o el fraude del pescado supuestamente fresco que en realidad se había capturado hacía dos semanas.
Se ha destapado un fraude con el arroz, un arroz «para risotto» que se comercializa en los supermercados del Reino Unido y que en realidad es arroz de una variedad más económica. Es un fraude que afecta al bolsillo del consumidor y no a su salud, pero no deja de ser un engaño. Como sabemos, para la elaboración del risotto se utilizan distintas variedades de arroz de grano pequeño-medio de gran calidad con un contenido bajo en amilosa. Este arroz tiene una gran capacidad para absorber líquidos y liberar el almidón que contiene, lo que facilita la característica textura cremosa del risotto.
No es el primer caso de fraude de este tipo relacionado con el arroz, anteriormente ya se había detectado la venta de paquetes de arroz ‘arborio italiano’ de grano corto, que en realidad era una variedad denominada ribe, obtenida a partir del cruce entre el arroz italiano y un arroz de grano largo estadounidense. Con este fraude los consumidores pagan un sobrecoste por un arroz de bajo coste. Carlo Preve, presidente ejecutivo de la empresa italiana Risso Gallo, dedicada a la producción y comercialización de arroz, considera que es difícil diferenciar entre las variedades de arroz para risotto, de ahí que los defraudadores lo tengan muy fácil para sustituir unas variedades por otras.
Carlo Preve asegura que incluso las autoridades competentes que controlan los productos alimentarios deben recibir una preparación de larga duración para poder apreciar las diferencias entre variedades, de hecho, asegura que es algo que también cuesta a los reguladores italianos. Conociendo estas dificultades y teniendo en cuenta que la mayoría de los consumidores no sabrían diferenciar entre las variedades de arroz para risotto más caras (Carnaroli, Maratelli y Vialone Nano, entre otras) de las más económicas o de otras variedades viendo el grano, es probable que los responsables de compras de los supermercados del Reino Unido fueran conscientes del fraude con toda la tranquilidad de no ser pillados.
Claro, que esta explicación nos plantea una duda, ¿quién envasó el arroz? Si se trata de arroz italiano se podría deducir que el fraude se originó en Italia, a no ser que compraran el arroz a granel y lo envasaran en el Reino Unido, esto es algo que no se explica. Parece ser que la raíz de este fraude fue la mala cosecha hace un par de años del arroz para risotto, lo que provocó un aumento significativo del precio por tonelada. Básicamente es lo mismo que había ocurrido con el fraude del comino, su origen también fue un aumento de precio a consecuencia de la reducción de la producción.
Se considera que el arroz mal etiquetado podría ser un hecho aislado, el responsable de Risso Gallo cree que el supermercado en el que se detectó no era consciente del problema, la verdad es que dado el historial de fraudes provocados por el aumento de precio de la materia prima, podríamos pensar lo contrario, pero Italia también tiene un buen historial. Hay que decir que en el Reino Unido el fraude del arroz para risotto no se había identificado como problema hasta ahora, aunque sí en otros países europeos. En este caso, no estaría mal revisar si el arroz para risotto que se comercializa en nuestro país se corresponde con la variedad detallada en la etiqueta del envase, si es que la indica. Personalmente no elegimos nunca un paquete de arroz que no indique la variedad del cereal de la que se trata.
Según leemos aquí, un portavoz de la FSA (Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido) comenta que este fraude no es un problema de seguridad alimentaria, pero la unidad de delitos alimentarios agradecerá cualquier información que se proporcione sobre el etiquetado incorrecto, a fin de cuentas se está defraudando al bolsillo del consumidor.