Francia se queda sin ostras, el sector ostrícola del país asiste a lo que podría ser el fin de su labor, han bastado unos días para que se haya perdido irremediablemente una buena parte de la producción de ostras del próximo año.
Francia es el cuarto productor mundial de ostras y el primero a nivel europeo, con lo que la repercusión va a ser muy importante. Uno de los lugares donde se crían las ostras, la laguna de Thau, situada en la región de Languedoc-Rosellón cerca de Montpellier, se ha convertido en un cementerio de ostras.
Quienes se dedican a la cría de las ostras no pueden creerlo, aparecen muertas sin más. En Francia se producen 130.000 toneladas de ostras y esta región produce el 10% de esta cantidad, o lo que es igual, unas 13.000 toneladas. Pues bien, en sólo 10 días han muerto el 80% de las ostras, los criadores no se lo explican. Pero no es un incidente aislado, en la costa atlántica francesa ocurre lo mismo, las ostras que no han cumplido un año también mueren, es irremediable, Francia se queda sin ostras.
Todo el sector francés dedicado a la cría de la ostra está sufriendo el mismo problema, lo peor de todo es que no se conocen las causas, aparentemente no se trata de una enfermedad o de algún tipo de contaminación que les haya afectado. Al único lugar donde han podido acudir los criadores de ostras es al Instituto Francés de Explotación Marítima para solicitar ayuda y la búsqueda de una explicación de por qué se mueren todas las ostras.
Los investigadores ofrecen algunas hipótesis, pero la que parece que tiene más fuerza es la posibilidad de que la razón sea el estrés medioambiental ligado al clima, o lo que es igual, la incidencia del cambio climático. Se han registrado temperaturas en la costa atlántica que no son normales, resultan elevadas. Los investigadores creen que es un calentamiento puntual del agua y las investigaciones que se han realizado hasta el momento han reflejado que existen masas de agua que alcanzan los 20 grados centígrados de temperatura, muy superior a lo que es habitual.
La ostra es muy susceptible a los cambios y la situación puede ser un reflejo claro del rápido avance del calentamiento de nuestro planeta. Los científicos indican que actualmente ya se pueden encontrar ostras en lugares que antaño era imposible que se pudieran criar, Holanda o Noruega serían algunos ejemplos. También se baraja otra hipótesis, que las ostras hayan sucumbido ante el ataque de microalgas o virus, aunque en este caso, cómo se explicaría la aparición de ostras en los países que hemos citado, parece evidente que es una consecuencia más del cambio climático.
Este año, Francia todavía podrá disfrutar de sus ostras, ya que las más grandes no han sido afectadas, pero la producción del año que viene está perdida, no habrá ostras. Posiblemente esta circunstancia incida en el precio, ya elevado, de las ostras y aumente espectacularmente, si ya era un producto selecto, más lo será.
Las consecuencias del cambio climático se están haciendo sentir, podemos citar por ejemplo que el whisky escocés podría dejar de producirse por el cambio climático, o los posibles cambios en la viticultura mundial. A medida que pase el tiempo seremos más conscientes de la gravedad de todo lo que ocurre a nuestro alrededor.