Parece que el Gobierno francés le ha cogido el gusto a introducir nuevos impuestos relacionados con los alimentos y bebidas poco saludables, ahora propone crear un nuevo impuesto o el aumento del IVA en los alimentos calóricos pasando del tipo reducido del 5’5%, al 20%. Parece ser que las campañas informativas no funcionan y dado que el nivel de sobrepeso y obesidad sigue aumentando en el país, se ha decidido que es necesario utilizar medidas más eficaces.
Recordemos que Francia ya cuenta con un impuesto de los refrescos y bebidas azucaradas con el que recauda unos 400 millones de euros anuales, cantidad que para el Tesoro francés es insignificante, ya que el gravamen es reducido, de ahí que la medida introducida en su momento no haya tenido el efecto esperado, pues no ha afectado al comportamiento de compra de los consumidores.
El departamento del Tesoro de Francia ha publicado esta semana un informe titulado “Obesidad: ¿Cuáles son las consecuencias para la economía y la forma de limitarlos?”, en él se trata la introducción del impuesto como una de las seis medidas que se pueden adoptar para intentar reducir el gasto en salud pública derivado de la obesidad, calculado en 20.000 millones de euros. Además de esta medida, se considera la introducción de otras, como reforzar el etiquetado nutricional, limitar e incluso prohibir la publicidad de alimentos poco saludables orientada a la infancia, llevar a cabo campañas preventivas más eficaces, etc.
En este documento que podéis leer a través de este enlace (Pdf), se habla de todos los problemas asociados a la obesidad, el coste social que tiene este problema, comparable al provocado por el tabaco o el alcohol, etc. Todo tipo de argumentos cuya finalidad parece ser la de justificar la introducción de un nuevo impuesto o aumentar el IVA, parece que coge más fuerza esta segunda opción, ya que la subida sería posiblemente mayor que la de introducir un nuevo gravamen.
En el país galo los productos alimenticios cuentan con un IVA reducido del 5’5% independientemente de si son saludables o poco saludables, por ello se considera que realizar una distinción y gravar los productos que favorecen el sobrepeso y la obesidad es necesario, esta medida sumada a la de los impuestos de los refrescos, podría tener un mayor impacto en los consumidores modificando sus hábitos de consumo. Existen otras medidas a tener en cuenta que no supondrían un coste añadido, como por ejemplo prohibir las máquinas expendedoras de productos de confitería, animar a las empresas para que instalen máquinas vending que ofrezcan productos saludables como las frutas, limitar el tamaño de las raciones de aquellos alimentos asociados al sobrepeso y la obesidad, prohibir las promociones 3×2 en este tipo de productos porque en cierto modo anima a los consumidores a comer más, etc.
Unas medidas más radicales serían llevar a cabo restricciones en la publicidad y comercialización de determinados productos para niños, algo que se considera que tendría un gran impacto positivo previniendo la obesidad en un futuro, o crear un sistema de impuestos con el cometido de desalentar a las empresas de marketing para la creación de anuncios de productos con un alto contenido en grasas, azúcares o sal. En este caso se considera que la opción más radical sería prohibir la publicidad, medida que sería menos difícil de hacer cumplir.
El Tesoro considera que sería interesante incentivar a los profesionales de salud para que trabajaran de forma más activa en la prevención de la obesidad, sin embargo, esta medida posiblemente sería descartada, ya que el propio Departamento del Tesoro reconoce que sería muy costosa. Si tanto les importa la salud de los consumidores, no se entiende que se decanten sólo por aquellas medidas que tienen un carácter recaudatorio o que suponen un gasto reducido ponerlas en práctica. Los impuestos en las bebidas y alimentos poco saludables se han convertido en la nueva gallina de los huevos de oro para algunos Gobiernos, la salud es una excusa perfecta para aumentar el dinero que fluye hacia las arcas del Estado.
Poco se habla de subvencionar los alimentos saludables, medida que varios estudios han demostrado que es eficaz y que ayuda a mejorar la dieta de la población. En este sentido, merece la pena retomar la lectura de este estudio en el que se apunta que es necesario gravar con impuestos los alimentos calóricos y realizar subvenciones en los alimentos saludables como camino para mejorar la dieta y la salud de la población.
Según leemos aquí, el Ministerio de Economía de Francia ha planteado las medidas pero todavía no hay nada decidido, pero parece evidente que a corto o medio plazo Francia introducirá un nuevo impuesto en los alimentos poco saludables que seguramente le reportará un mayor volumen de ingresos, ya veremos cómo invierten el dinero para frenar la creciente tasa de obesidad, posiblemente la inversión sea mucho menor que lo recaudado.
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