En el mes de julio podíamos saber que Francia tenía la intención de introducir una nueva etiqueta alimentaria que informaría sobre el origen de la carne procesada y los productos lácteos. Se anunciaba que el etiquetado se utilizaría durante dos años a modo de prueba y que esta iniciativa contaba con la aprobación de Vytenis Andriukaitis, Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria.
Pues bien, este mes se pone en marcha el etiquetado de origen en la carne procesada y los productos lácteos. Los platos preparados y productos que contengan el 100% de carne o leche de origen francés podrán ser etiquetados como «Produit Française d’origine”. Cuando no sea así, en el caso de la carne se deberá indicar en la etiqueta el país de nacimiento del animal, el país de cría y el país de sacrificio. En el caso de la leche, si un producto contiene un 50% de leche procedente de otro país, el fabricante está obligado a indicar su origen.
Como ya sabemos, desde que se produjo el escándalo de la carne de caballo, muchas asociaciones de consumidores han estado demandando esta información en las etiquetas alimentarias, algo a lo que se ha opuesto una buena parte de la industria alimentaria. Grupos como FoodDrinkEurope (FDE), que representa a la industria agroalimentaria de la Unión Europea, lamentaban esta decisión por considerar que esta prueba de etiquetado tendría un impacto negativo en el mercado con consecuencias para productores y consumidores, la razón argumentada eran los cambios que se debían implementar, modificaciones complicadas y costosas que irremediablemente provocarían el aumento del precio de los alimentos.
De hecho, la Asociación de Empresas de productos alimenticios procesados (Adepal), ha estimado que el coste de esta operación para las empresas alimentarias será de varios millones de euros, será necesario cambiar etiquetas, destruir el stock existente de etiquetas y envases, así como realizar otros cambios necesarios para cumplir con la nueva normativa. Claro, que para el sector ganadero del país y otras empresas, esta es una gran oportunidad para reconocer la calidad de los productos agrícolas y los alimentos franceses, el consumidor que quiera comer productos 100% franceses sólo tendrá que buscar aquellos alimentos que porten la mencionada etiqueta.
Otros grupos añadían, además, que se trataba de una medida proteccionista que podría causar la fragmentación del mercado único en el sector de los alimentos y las bebidas. Sin embargo, la asociación francesa que representa a los productores de ganado y procesadores de carne, están satisfechos con esta medida, considerando que se trata de un gran avance, ya que se brinda a los consumidores información clara y transparente sobre el origen de los productos que adquieren. Pero como decíamos, esta medida sólo se aplica a los productos elaborados en Francia, si los productos proceden de otro país, sólo habrá una indicación “Origen Unión Europea”, cuando proceda.
Son muchos los productos alimenticios que no tendrán que incluir el nuevo etiquetado, el reglamento detalla que los productos que contengan menos del 8% de carne procedente de otro país no estarán obligados a mencionar su origen. En definitiva, es una medida “a medias”, pues no es todo lo que exigían las asociaciones de consumidores y dejan una vía de escape a muchas empresas. Cuando acabe el periodo de prueba de dos años, la Unión Europea decidirá si esta medida la extiende al resto de países miembros de la UE, algo que muchos consideran que no se llevará a cabo. Por cierto, aunque la medida entre en vigor este mes, aquí explican que los fabricantes tendrán un periodo de gracia de tres meses (hasta marzo del presente año) para comercializar los alimentos que ya están en el mercado y que están etiquetados con el formato antiguo, con ello se pretende evitar el desperdicio alimentario y engrosar los gastos a las empresas.
El sector lácteo francés ve con buenos ojos la medida, pero la Asociación Láctea Europea se opone a ella, argumentando que la nueva ley vulnera los principios fundamentales de la Unión Europea, es decir, el mercado único. Ya veremos si la medida es efectiva, ya que una buena parte de los productos evitarán tener que identificar el origen de la carne y la leche, en los próximos meses conoceremos los resultados.
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