A finales de la semana pasada se confirmaba la intención de Francia de introducir un etiquetado de origen en la carne procesada y en los productos lácteos, en principio se trata de una prueba de dos años de duración que cuenta con la aprobación de la Unión Europea. Así lo explicó el Ministro de agricultura francés Stéphane Le Foll, comentando que el Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, había manifestado que no se oponía a este periodo de prueba para el nuevo etiquetado.
El Proyecto de Ley para introducir el etiquetado del origen de los alimentos mencionados en Francia espera obtener el respaldo del Consejo de Estado, organismo que se encarga de asesorar al Gobierno en la preparación de los Proyectos de Ley, las ordenanzas y determinados decretos entre otras cuestiones. Si la propuesta obtiene el respaldo de este organismo, la nueva legislación podría entrar en vigor a partir del 1 de enero de 2017.
Merece la pena recordar que el Parlamento Europeo (PE) ha solicitado en varias ocasiones un etiquetado obligatorio del país de origen para la carne, la leche y derivados con la finalidad de ofrecer más transparencia en la cadena alimentaria y reforzar la confianza de los consumidores. Posteriormente aprobó una resolución no vinculante reclamando a la Comisión Europea que se introduzca el etiquetado con la información mencionada.
El hecho de que Vytenis Andriukaitis manifieste estar de acuerdo con la prueba del etiquetado de origen de los alimentos en Francia puede interpretarse como un cambio, si esta prueba sale bien, quizá la norma se extienda a todos los países de la Unión Europea, lo que resultaría beneficioso para los consumidores. Y es que numerosos escándalos alimentarios, alguno tan sonados como el de la carne de caballo, han mermado la confianza de los consumidores, de hecho, según una encuesta del Eurobarómetro, un 84% de los ciudadanos comunitarios quieren que se identifique el origen de la leche, un 88% reclama la misma medida para todo tipo de carnes y un 90% de los ciudadanos cree que es necesario, y con carácter urgente, que esta identificación se lleve a cabo en los alimentos procesados.
Volviendo a la noticia que hemos conocido a través de este artículo de Le Figaro, parece que la noticia ha dividido al sector de la industria alimentaria, Interbev (Asociación Nacional Interprofesional del Ganado y la Carne) manifiesta su satisfacción con la medida, ya que considera que permitirá a los consumidores franceses acceder a una información clara y transparente sobre los productos alimentarios que adquieren. Consideran que será eficaz para acabar con la crisis de confianza de los consumidores causada por el escándalo de la carne de caballo.
En cambio, grupos como FoodDrinkEurope (FDE), organización con sede en Bruselas que representa a la industria agroalimentaria de la Unión Europea, manifiesta lamentar esta decisión adoptada por Francia. A pesar de que se dice que se trata de una prueba que sólo se desarrollará en suelo galo, es una medida que tendrá un impacto negativo en el mercado con consecuencias negativas para productores y consumidores, ya que se deberán realizar cambios complicados y costosos en la cadena de suministro para superar las dificultades y problemas en el proceso de etiquetado, por supuesto también comenta que la medida provocará un aumento del precio de los alimentos. Como suele ocurrir, cuando una medida no gusta a la industria agroalimentaria, la primera amenaza que aparece es la de subir el precio de los alimentos.
Pero hay más, asegura que se trata de una medida proteccionista que puede provocar la fragmentación del mercado único en el sector de los alimentos y las bebidas. Para muchos, tras el escándalo de la carne de caballo y otros escándalos alimentarios, es necesario que se identifique el país de origen como una medida que refuerza la seguridad y proporciona confianza, por lo que no se debería hablar de fragmentación del mercado, sino de proporcionarle más transparencia y solidez. ¿Se trata de una medida proteccionista querer saber de dónde proceden los alimentos que se adquieren?, ni mucho menos.
Al Proyecto de Ley francés también se opone la Asociación Láctea Europea, esta asociación considera que la industria láctea situada en regiones fronterizas se verá seriamente afectadas, ya que pueden ser abastecidas de leche por hasta cinco Estados miembros de la UE. A esto hay que añadir que consideran que el Proyecto de Ley vulnera los principios fundamentales de la Unión Europea, aludiendo al mercado único.
Se teme que la iniciativa francesa sea secundada por otros países, citando como ejemplo el Proyecto de Ley de Italia que pretende etiquetar el origen de los productos lácteos. Hay que decir que según la legislación sobre la información alimentaria facilitada a los consumidores (1169/2011), se permite la introducción del etiquetado obligatorio adicional si existe la evidencia de que la mayoría de los consumidores consideran que esta información es importante para ellos, y la encuesta mencionada del Eurobarómetro delata que sí.
La organización de consumidores europeos BEUC está totalmente de acuerdo con esta medida, ya que su principal objetivo es proteger a los consumidores. CLITRAVI, el organismo que representa al sector de la industria cárnica de la Unión Europea, no está de acuerdo con esta nueva ley y pide a la CE que reafirme su papel como guardián de la unidad de la UE y del mercado único. Si la ley del etiquetado de origen en Francia sale adelante, como comentábamos, es posible que termine introduciéndose en la UE, con lo que además se reduciría significativamente el riesgo de que se produjeran escándalos alimentarios. Ahora habrá que esperar un periodo máximo de dos meses para conocer la decisión adoptada sobre el Proyecto de Ley por el Consejo de Estado.