Tras conocer la advertencia realizada por la APS (Agencia de Protección de la Salud) de la Generalitat de Catalunya mediante una carta a los horticultores, indicando que las flores comestibles son ilegales, y que estan en el punto de mira de la Unión Europea al no cumplir su normativa, ahora sabemos que la misma agencia pretende evitar la prohibición de la venta de flores y colaborar con los productores para que se puedan comercializar, siendo las flores comestibles un alimento tradicional.
Como sabemos, las flores comestibles, a pesar de ser para muchos un alimento tradicional, pueden ser consideradas como ‘nuevo alimento‘ porque no se habían regulado y el mercado de las flores para uso gastronómico era algo testimonial, ahora su comercialización ha adquirido una envergadura que ha llamado la atención de Bruselas. Recordemos que la Agencia de Protección de la Salud indicaba que aunque las flores podían ser inocuas para la salud humana, no se habían evaluado de forma oficial sus beneficios o riesgos. Para ello era necesario aportar a la Unión Europea estudios científicos sobre ello, estudios que resultan muy caros y que no se pueden permitir los horticultores, sólo las grandes multinacionales. La APS pretende evitar la prohibición de la venta de flores tras haber estudiado el tema con mayor profundidad y decidir que hay que dar un poco más de sentido común al respecto.
El director gerente de la APS indica que no se van a realizar inspecciones, no se van a enviar cartas como las que se han enviado, manifiesta su deseo de colaborar para no perjudicar al sector. La Unión Europea realiza dos propuestas para regularizar la situación, por un lado obtener la certificación de nuevo alimento (realizando y aportando los estudios correspondientes), ya que se trata de un producto que no aparece en el reglamento europeo 258/1997 sobre nuevos alimentos y nuevos ingredientes alimentarios. Por otro lado, la posibilidad de demostrar que las flores son un alimento tradicional y que se consumían antes de que entrara en vigor el mencionado reglamento.
Estas alternativas ya las conocíamos, lo único que ha cambiado es la postura de la APS que se muestra, en nuestra opinión, más coherente. La Generalitat de Catalunya apuesta lógicamente por la segunda opción y las razones son bastante obvias, las flores se consumían antes de que entrará en vigor el reglamento y además, resulta mucho más barato que tener que realizar los estudios pertinentes. La aceptación de las flores en la gastronomía como alimento tradicional permitiría su venta y consumo sin necesidad de que se realice ningún trámite especial tal y como se contempla en la reglamentación de los nuevos alimentos.
A través de la publicación digital El País podemos saber que la APS declara que los productores no tienen la fuerza necesaria para emprender las acciones oportunas para que las flores comestibles sean consideradas alimentos tradicionales y por ello, está decidida a colaborar y ayudar, reconociendo que la denominación ‘nuevos alimentos’ se enmarca en otros productos como pueden ser los alimentos transgénicos, los alimentos desarrollados con nanotecnología o los alimentos obtenidos mediante clonación, nada que ver con productos tan naturales y tradicionales como las flores.
Como sabemos y podemos leer aquí, varios restaurantes de Catalunya iniciaron unas jornadas gastronómicas dedicadas a las flores con el propósito de defender el uso de este ingrediente en las recetas de cocina, una treintena de restaurantes ofrecen hasta el próximo día 5 de septiembre un exclusivo menú floral, podéis conocer más detalles sobre los restaurantes y el menú a través de florescomestibles.blogspot.es. Se puede predecir que al final prevalecerá la cordura y la coherencia, y las flores serán aceptadas como alimento tradicional.
2 comentarios
Un tema complicado éste, en mi opinión. Por una parte tienes razón en que no se puede (mejor dicho, no se debe) equiparar el caso de las flores con los auténticos «nuevos alimentos» (trans, nanoalimentos o alimentos funcionales). Por otra, el considerar todas las flores como alimento tradicional no deja de ser una forma de escapar de la normativa por la vía de la «ingeniería administrativa». Ni todas las flores se utilizan tradicionalmente como alimento (más bien sólo unas pocas) ni el hecho de que se trate de una flor (al fin y al cabo un órgano reproductor vegetal) la convierte obligatoriamente en inocua. Por otra parte el procedimiento de evaluación de seguridad en la Unión Europea es caro (aunque no tanto como se dice). En fin, un tema complicado.
No sé, a lo mejor se trataría de que los organismos públicos (como AESAN) y no los productores privados llevaran a cabo la evaluación, especie por especie, o bien que se aplicara a la evaluación el denostado principio de equivalencia sustancial, que es un método simplificado, autorizado por la propia normativa europea para evaluación de riesgos, y en mi opinión de plena utilidad para este caso.
Lo que no creo que sea sensato es usar la ley del embudo para este grupo de productos o cerrar los ojos ante la posibilidad de utilizar por desconocimiento una flor con características no deseadas, que peores cosas se han visto en el mundillo este del gastroestrellato.
Evidentemente no todas las flores pueden ser consideradas alimentos tradicionales, muchas de las que se utilizan actualmente en la cocina si lo son. Coincidimos en que el procedimiento de evaluación debería ser cosa de la AESAN o la EFSA, pero seguramente más de una empresa del ámbito alimentario reivindicaría un trato igual para sus productos.
La regularización y reglamentación del uso de las flores es algo necesario, sobre todo por lo que mencionas «la posibilidad de utilizar por desconocimiento una flor con características no deseadas», quizá deberíamos haber añadido «flores que se demuestra se han consumido desde hace siglos».
Saludos.