Al 2015 se le ha echado el tiempo encima, ya es un año viejo y gastado, ha dado su vuelta alrededor del Sol y necesita un relevo para continuar con el ciclo, y soportar nuestra presencia. En un momento concreto de esta noche, justo cuando todos (la mayoría) estemos preocupados por comernos doce uvas al son de las campanadas, el 2015 pasará el testigo al 2016, el Año Nuevo.
No les da tiempo a contarse cosas, por lo que somos nosotros los únicos que podemos escribir lo que será la historia del nuevo año, atrás quedarán las experiencias vividas pudiendo olvidar las negativas (después de aprender de ellas), y recordar las que nos han dado momentos de felicidad, pues estos recuerdos son capaces de volver a hacernos felices.
Pero también deberemos tener en cuenta que las cosas mal hechas pueden dejar su huella, así que seguiremos con nuestros deseos de que el ser humano recupere los valores y la racionalidad, y que el 2016 sea un año que se recuerde por el cambio hacia un futuro con buenas expectativas para nuestros hijos, nietos y biznietos.
Dejemos de momento estas reflexiones que se deberían realizar todos los días del año, no sólo cuando se completa un ciclo orbital. Los protagonistas de estas líneas sois vosotros, porque lo que queremos es agradecer los ratos que pasáis con nosotros, vuestros comentarios, vuestras aportaciones, vuestras visitas en silencio, que también se sienten.
Y aunque os deseamos todo lo mejor cualquier día del año, en este mundo se tiene la costumbre de poner voz a los buenos deseos en las fiestas navideñas, así que aquí está nuestro grito, para todos vosotros:
¡¡¡Feliz y Próspero Año Nuevo 2016!!!
Foto | RGS