Hace ya tiempo que hablábamos de un estudio en el que se concluía que se utilizaba demasiado a la ligera el enunciado “puede contener” en las etiquetas de los productos alimenticios. Los expertos de la FSA (Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido) determinaron que, tras un análisis realizado en 1.016 muestras de alimentos de 12 categorías distintas, casi el 50% de los productos en los que aparecía la mencionada leyenda, no había ningún resto de alérgenos, en otros productos se advertía sobre unos alérgenos que no estaban presentes en el producto, pero no de otros que sí contenían. En opinión de la FSA, estas irregularidades provocaban una restricción alimentaria innecesaria para los consumidores.
Pues bien, hoy conocemos un nuevo estudio cuyos resultados muestran que existe un gran número de alérgenos no declarados en los alimentos envasados, de un análisis realizado con 51 productos, un 37% contenían entre uno y cuatro alérgenos que no estaban identificados en las etiquetas alimentarias, lo que supone un grave riesgo para los consumidores que son alérgicos. Los expertos apuntan que todos los alérgenos que se detectaron están regulados e identificados en la legislación comunitaria, por lo que deberían haber sido declarados en la lista de ingredientes.
Los investigadores comentan que también encontraron irregularidades sobre la leyenda “puede contener”, en algunos productos que utilizaban este enunciado para advertir a los consumidores sobre la presencia de trazas de cacahuetes, huevo o soja, no se encocntraban estos alérgenos, sin embargo, en otros productos en los que no figuraba la leyenda, se detectaron alérgenos de cacahuetes o huevos. Se considera que existe una gran negligencia en el uso de la declaración “puede contener”, así como en la omisión de su utilización, esto provoca que aumente el número de reacciones alérgicas accidentales sufridas por los consumidores.
El estudio pone al descubierto que elegir un producto alimenticio seguro para las personas alérgicas hoy en día es problemático, sobre todo para quienes sufren múltiples alergias. Según los resultados de los análisis, los cacahuetes, el sésamo y los huevos fueron los alérgenos con un mayor nivel (cantidad), y la leche fue el alérgeno que se detectó con más frecuencia. Sobre la cantidad detectada, los investigadores comentan que variaba entre una parte por millón (ppm) y 5.000 partes por millón, son concentraciones que plantean un grave problema de salud para los consumidores alérgicos.
En este estudio realizado en el Reino Unido participaron 157 personas que sufrían una alergia alimentaria diagnosticada, los expertos realizaron un seguimiento de estas personas durante un año. 73 personas informaron de haber sufrido reacciones alérgicas accidentales y enviaron los productos alimenticios que las causaron, las 51 muestras antes indicadas fueron sometidas a los análisis oportunos, cuyos resultados ya hemos comentado. Se considera que las empresas, y especialmente las pequeñas y medianas, necesitan una mayor orientación sobre cuándo se debe utilizar la leyenda “puede contener”, es necesario que se siga un protocolo sobre las órdenes de producción, utilizar barreras físicas que dificulten la posible dispersión de alérgenos en el ambiente, identificar los utensilios que se utilizan para la manipulación de las materias primas, trabajar con sistemas de limpieza eficientes, etc.
Aunque estos resultados proceden de un país y es necesario realizar investigaciones más detalladas para determinar si ocurre algo similar en otros países comunitarios, se cree que la situación será similar en toda la Unión Europea. A pesar de los esfuerzos de la industria alimentaria, el problema de los alérgenos no se ha resuelto y así se demuestra en este estudio. Lo peor es que los expertos consideran que existe la percepción errónea de que los alérgenos alimentarios ya no son un problema, probablemente por la entrada en vigor en 2014 del Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria dirigida al consumidor.
Merece la pena recordar que existe una herramienta denominada Etiquetado Precautorio de Alérgenos (EPA) que, según comentaban a finales de 2016 la FIAB (Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas) y el antes Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, estaba siendo mal utilizada, ya que muchas empresas de la industria alimentaria utilizaban de forma voluntaria los mensajes ‘Puede contener trazas de…’, o ‘Se elabora en una fábrica en la que se utiliza…’, etc., seguramente esto ha cambiado poco.
De un correcto etiquetado depende que las personas alérgicas puedan disfrutar de una mayor variedad de productos con seguridad, las cifras del estudio muestran que el porcentaje de errores es elevado, por lo que queda un largo trecho para poder solucionar el problema. Podéis conocer los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Journal of Allergy and Clinical Immunology.