Hoy conocemos una evaluación de la FAO para determinar el impacto de la edición genética en la seguridad alimentaria, y según los resultados, los expertos de la organización consideran que no es esencial crear un conjunto de regulaciones. Recordemos que la edición genética es una tecnología distinta a la modificación genética, en la edición genética se “cortan y pegan” secuencias específicas de ADN y siempre de una misma especie, en la modificación genética se incluye la transferencia de genes de otras especies.
En el estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se han revisado los posibles problemas de seguridad alimentaria asociados a la edición genética, los expertos comentan que, si bien existen enfoques diferentes en los países, en todos ellos se ha determinado un modo de incluir los alimentos editados genéticamente en una categoría regulatoria a fin de abordar esos posibles problemas.
En este trabajo, los expertos han constatado que los reguladores han englobado en el mismo directorio los organismos modificados genéticamente y los alimentos derivados, los nuevos alimentos, los alimentos editados genéricamente y los alimentos convencionales. Claro, que en algunos países se exige un cambio de reglas y que cada grupo se evalúe por separado, podemos citar por ejemplo el caso de Australia, donde se pedía cambiar la normativa sobre edición genética porque se considera que nada tienen que ver con la modificación genética. Otros países como Estados Unidos, directamente no regulan los alimentos obtenidos a partir de la edición genética, ya que consideran que esta tecnología no encierra riesgo alguno.
Sorprende saber que la FAO declare que es deseable evitar que se establezcan normas y reglamentos sobre procesos y métodos de producción que no tengan un impacto directo en la seguridad del producto, considerando que se debe evitar la inclusión de requisitos pesados y complicados en los marcos regulatorios sin la existencia de una base científica concreta, ya que de lo contrario, la implementación de esas regulaciones podría suponer un problema de cumplimiento oneroso, no estando sujeto al principal objetivo de proteger a los consumidores.
Antes hemos citado la decisión adoptada en 2018 por el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) sobre su intención de no regular la edición genética, precisamente al siguiente año se lanzó al mercado una soja editada genéticamente para incrementar su contenido en ácido oleico. Pero la edición genética no sólo se utiliza para mejorar los alimentos, también para proteger los cultivos, como es el caso de un arroz que está protegido contra la enfermedad del tizón bacteriano y que fue lanzado en Colombia en el año 2020.
En este sentido, en la actualidad se trataban algunos alimentos editados genéticamente para que se protegieran de enfermedades, como la banana contra algunos tipos de virus, o el desarrollo de cerdos editados genéticamente para que estén protegidos contra la peste porcina africana, entre otros. Según la FAO, los actuales protocolos existentes, como el análisis de riesgos para la inocuidad de los alimentos, se pueden adaptar y aplicarse a la evaluación de la inocuidad de los alimentos modificados genéticamente.
Los expertos explican que la edición genética tiene la capacidad de realizar cambios precisos y específicos en el código genético, de un modo que puede imitar la reproducción tradicional y permitir el desarrollo de nuevas variedades de cultivos más resistentes a plagas y enfermedades, así como a las inclemencias medioambientales, y con mejores cualidades nutricionales.
En todo caso, el hecho de manipular los genes debería obligar a desarrollar regulaciones más concretas, si la FAO ha trabajado con la OMS para identificar los riesgos y peligros de los alimentos de cultivo celular, debería hacer lo propio con la edición de genes porque, irremediablemente, también pueden existir posibles riesgos. Podéis conocer todos los detalles de esta evaluación de la FAO a través de este artículo (Pdf).
Foto | ohn Innes Centre